Siempre vale la pena perderse en el interior de la Marina Alta. La Navidad de la pandemia es de mucho pasear y pedalear. Los pueblos hay que descubrirlos sin prisas. Ahora se visten de espíritu navideño. La plaza de Llíber es la primera sorpresa. El gran árbol de Navidad adorna un espacio urbano que irradia un encanto especial. Asoma la iglesia de Sant Cosme i Sant Damià. Las escaleras de piedra y las casas antiguas dan armonía a esta imagen de postal. Y con la Navidad pasa como con casi todo, que menos suele ser más. Árbol y luces bastan para sacarle los colores navideños a esta bella plaza.

En Xaló, el gran árbol está un pelín más esquinado. No importa. La plaza también se impregna de Navidad. Y queda libre la fachada renacentista de la iglesia de Santa María. Su cúpula de tejas vidriadas azules resplandece en el cielo de la Vall de Pop.

La plaza de Xaló y la iglesia de Santa María. Levante-EMV

Mientras, los vecinos de Parcent han decorado con originalidad y mucho arte las fachadas de sus casas. Es todo un acierto huir de los adornos prefabricados y realizarlos en casa. Parcent anima a sus vecinos a echarle mucha imaginación a la Navidad.

La originalísima decoración navideña de una cada del centro urbano de Parcent Levante-EMV

Y la extravagancia... en Benidoleig

Pero también está bien que la imaginación tire por los caminos de la extravagancia. Un toque kitsch le va de perlas a la Navidad. En la Casa Calleja, en la entrada a la Cova de les Calaveres de Benidoleig, asoman dos "espontáneos" de la Navidad. Esta vivienda nació de la imaginación de artista bohemio Eladio Calleja, quien vivió un año con los esquimales en Groenlandia. Esta casa es una de sus genialidades. Tiene forma de guitarra. El toque navideño y excéntrico se lo dan ahora dos maniquíes con gorro de Navidad. Una guasa que en estos días, que también se celebra la fiesta de los Santos Inocentes, no desentona.

El maniquí "navideño" que decora Casa Calleja, en la entrada a la Cova de les Calaveres