A los alcaldes de El Verger y de Els Poblets, Ximo Coll y Carolina Vives, ambos del PSPV y que son pareja, les inyectaron el pasado viernes en el centro de salud de El Verger la primera dosis de la vacuna de Pfizer. No pertenecen a los grupos prioritarios de mayores de las residencias, trabajadores de los geriátricos o sanitarios. Coll ha explicado que todo fue de improviso: "Nos llamó la directora del centro de salud y nos dijo que habían sobrado siete vacunas y que, si no nos las inyectaban, tenían que tirarlas ya que, tras descongelarlas, solo aguantan seis horas".

El munícipe de El Verger asegura que en ningún caso interpretaron que era un privilegio. En el centro de salud, que ahora da servicio también a la población de Els Poblets, ya se habían administrado las vacunas a todos los sanitarios. "La directora nos explicó que había tres sanitarios contagiados, otros dos que tenían gripe y un par más que prefería no vacunarse de momento. Incluso nos hicieron fotos para, si hay vecinos que tienen reticencias, publicarlas y que cale el mensaje de que la vacuna es segura. Pero, en ningún caso, lo interpretamos como un privilegio. Está claro que hubiera preferido que antes se vacunara a mi madre que tiene 80 años".

Ximo Coll afirma que si se hubieran negado a vacunarse tanto Compromís como el PP ahora estarían criticándolos igual. "Además, no pensamos tampoco que la vacuna era para protegernos a nosotros, sino para dar seguridad a los vecinos con los que tratamos. Somos alcaldes y tenemos relación con personas mayores y con grupos que sí son de riesgo".

Al sobrar vacunas, también se avisó a la Policía Local y la Guardia Civil. "Nos dijeron que nos llamaban a nosotros no por nuestra salud, sino para prevenir que pudiéramos contagiar", insiste Coll.

"No hay mala fe ni nada perverso. Pero se ve que Basili Salort (portavoz de Compromís) y Adela Moncho (portavoz popular) hubieran preferido que tiraran esas vacunas a la basura", advierte el munícipe de El Verger.