Los artistas Juan García Ripollés y Toni Marí son como Ismael, el narrador de «Moby Dick». Cuando a Ismael se le ensombrecía el alma como «un noviembre húmedo y lluvioso», decidía que era «la hora de hacerse a la mar». Navegaba para conjurar el desánimo. Ripollés y Marí se embarcan en el arte, tabla de salvación contra el pesimismo. «El arte es una inyección de ilusión», proclamó ayer Ripollés. El artista que «hace reír al hierro» (brillante definición) se ha aliado con el creador de Xàbia, quien insufla vida al férreo metal.

«La química surgió en seguida», afirmó ayer el galerista Antonio Miñana, de la Casa del Pintor de Gandia. «Los dos son trabajadores natos. Uno representa la explosión del color y el otro la fuerza del movimiento». El universo de intensos colores del artista de Castelló (nacido, eso sí, en Alzira) mezcla bien con el mundo animado de Toni Marí.

Los dos artistas posan ante la ballena de 32 metros de Toni Marí A. P. F.

Los dos artistas han iniciado ya una feliz colaboración. Ambos coinciden en que en estos negros días de la pandemia el arte es un refugio. Ripollés ha llevado a Xàbia cinco de sus últimas esculturas. Se exponen en Art al Camp, el gran espacio al aire libre en el que emergen, entre otras grandes esculturas de Marí, su ballena de 32 metros. De ahí la anterior alusión a Moby Dick. Las creaciones de hierro (la hormiga gigante también impresiona) están rodeadas de huertos de naranjos. Al fondo, asoma el Montgó. Este museo a cielo abierto está perfumado de azahar. Es un edén de rica vegetación en el que corre, cómo no, un riachuelo. Cuenta, además, con un excelente restaurante, Ca Aleix.

Ahora también habitan este museo de paredes abiertas los traviesos seres de Ripollés.

Los traviesos seres del artista de Castelló habitan el espacio de arte al aire libre de Xàbia A. P. F.

En tiempos de pandemia, el arte debe escapar también de los lugares cerrados.

«Nos hemos entendido de forma natural y espontánea», dijo Marí, y Ripollés asintió. «El hierro es para mi la máxima expresión del arte. Es el material más primitivo», subrayó el creador de Castelló.

Toni Marí también ha llegado al alma del hierro. Empezó a trabajar este metal a los 14 años.

El arte de Marí y Ripollés fragua a la perfección. Tanto es así que ahora los dos darán forma a una escultura. «La vamos a firmar los dos. Estamos muy ilusionados», avanzó el artista de Xàbia, que coincidió en que la «ilusión» del arte da luz a estos sombríos tiempos.

Las esculturas de Ripollés son una explosión de vivos colores A. P. F.