A la agricultura solo le faltaba un vendaval. Las fuertes rachas del pasado viernes y de este fin de semana han sacudido los naranjos de la Marina Alta y han provocado la caída masiva de fruta. Las variedades más afectadas son las mandarinas de segunda temporada. Los campos de clementinas y clemenvillas están alfombrados de la fruta arrancada de los árboles por las ráfagas de viento. Al negativo efecto de este fenómeno atmosférico se une que algunos agricultores hayan optado, como está ocurriendo en los últimos años, por no recoger la cosecha. Los bajos precios en origen (lo que se paga al agricultor) desaniman a los labradores. Campos de Pedreguer, Beniarbeig y de la Rectoria (pueblos de la cuenca del río Girona) ofrecen una imagen desoladora. Miles de naranjas, tiradas por los suelos.