La concejala de Sanidad de Dénia y teniente de alcalde, Cristina Morera, del PSPV, ha presentado esta mañana su dimisión y ha reconocido, entre lágrimas, que fue un error aceptar que le inyectaran una de las dosis sobrantes de la residencia de mayores municipal de Santa Llúcia. Ha insistido en que a las ocho de la noche la llamaron desde Salud Pública para pedirle que buscara a personas que pudieran acudir a vacunarse ya que habían sobrado dosis. Ha admitido que, dado que la residencia está apartada y es complicado encontrar en 15 minutos (el plazo que le dieron para que las dosis no se estropearan) a voluntarios, acudió a personas de su entorno entre las que estaría su marido, extremo que, sin embargo, la todavía edil ha preferido no aclarar. Ha precisado que la Ley de Protección de Datos le obliga a salvaguardar la identidad de esos vacunados irregularmente. "Eché mano de las personas que tenía el teléfono. Si me lo dicen un día antes, hubiese buscado a otras distintas".

"Las prisas no son buenas consejeras. No actué de mala fe. Pero también es verdad que nadie me puso una pistola en el pecho para que me vacunara", ha explicado la edil.

Morera, que lleva diez años de concejala, ha insistido en que siguió en todo momento instrucciones de Salud Pública. Ha afirmado que dimite para "no ensuciar" la labor de sus compañeros en el equipo de gobierno. También ha dicho que quiere evitar que Dénia se vea inmersa "en un circo".

"No pensaba que estuviera haciendo nada malo, ni tampoco me aproveché de mi cargo", ha dicho la edil, que ha agradecido el apoyo del grupo y la ejecutiva del PSPV, así como del alcalde, Vicent Grimalt. "He demostrado en todos estos años que soy una persona honrada y que nunca me he aprovechado del cargo para cometer una ilegalidad", ha insistido, al tiempo que avanzaba que no se pondrá la segunda dosis de la vacuna.