La iglesia gótica de Xàbia se protege de truenos, rayos y centellas. La pasada semana una empresa especializada colocó en la torre-campanario, entre las nuevas almenas, un pararrayos. Este templo estaba hasta ahora al albur de lo que cayera del cielo. El 2 de diciembre de 2019 lo que se le vino encima fue, precisamente, un rayo. Provocó que se desprendiera parte de la cornisa de la torre y dejó el templo a oscuras. El artilugio (una nada aparatosa varilla de metal) ahora instalado apenas sobresale. Queda disimulado entre los merlones.

El arquitecto Salvador Vila, que dirige las obras de restauración del templo, ya explicó que la colocación de las almenas perseguía, entre otros objetivos, que los operarios que subieran a hacer el mantenimiento del pararrayos estuvieran seguros. No es lo mismo tener este parapeto que asomarse al vacío. La iglesia se protege de los truenos y relámpagos del cielo. Las "tormentas" más terrenales son otra cosa.