Todo lo que ocurre esta legislatura en Teulada Moraira es insólito. Rosa Vila, de Compromís, se convirtió hace 20 meses en la primera alcaldesa del municipio. Además, lideraba el primer gobierno de progreso de la democracia. Rompía la histórica hegemonía conservadora. Hoy Teulada Moraira vivirá una moción de censura inaudita. El pleno en el que el PP y dos tránsfugas del PSPV desbancarán a Rosa Vila y harán alcalde al popular Raúl Llobell estará «confinado». Será a puerta cerrada. No tendrá público ni clac política. Las mociones de censura son puro estrépito. Los alabarderos de cada partido jalean a los suyos. Es todo muy teatral. Pero esta vez los políticos se dirigirán a una platea vacía. Ya se han acostumbrado a los plenos que se retransmiten por facebook. Este será presencial. Y acudirán los periodistas. Pero los vecinos lo tendrán que seguir por las redes sociales. Si asisten representantes políticos, se quedaran en la plaza, donde se ha convocado una concentración de apoyo a Rosa Vila. El fragor político estará en la calle. Y en las redes.

Además, el salón de plenos de Teulada Moraira es una especie de covacha. Los concejales se sientan en un espacio estrecho y con forma de trapecio. Hoy algunos tendrán que ocupar butacas del público para cumplir la distancia social.

El pleno enterrará el primer gobierno de progreso de la democracia. Comenzará a las 12 horas. Dos horas antes, en un pleno telemático, se dará cuenta de que los dos concejales trásfugas, Héctor Morales y Alejandro Llobell, son ya no adscritos. Es un formalismo. No hay ni siquiera votación. Eso sí, el portavoz del PP, Raúl Llobell, quien luego se convertirá en nuevo alcalde, desvelará la conclusión del informe jurídico que su grupo ha pedido a la secretaria municipal sobre el estatus político en el que han quedado sus dos nuevos socios de gobierno, expulsados del PSPV y tránsfugas.

Los populares han tratado de mantener hasta el pleno de la moción de censura la duda sobre si a los exsocialistas se les debía haber abierto expediente y someter a un proceso disciplinario antes de tirarlos del partido. Pero los estatutos del PSOE dejan claro que eso de pactar con el PP para derribar un gobierno de izquierdas es motivo de expulsión fulminante.

Mientras tanto, Rosa Vila manifestó ayer que estaba «muy tranquila» y que seguiría atendiendo a sus obligaciones como alcaldesa hasta el final. «Y luego vamos a seguir trabajando para los vecinos y demostraremos que estar en la oposición es mucho más que venir cada mes a un pleno», afirmó.