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El matadero de 1893 de Dénia dará vida a la memoria histórica

El edificio cuenta con robustos muros de piedra, pero la cubierta se cae a trozos

El matadero de 1893 de Dénia dará vida a la memoria histórica

Los viejos edificios renacen sin perder la memoria de lo que fueron. La antigua lonja de pescadores de Dénia es ahora «Museu de la Mar». La plaza de toros de Ondara se ha transformado en un espacio de cultura segura y sin olés. Hay esperanza para los edificios que encierran abandono y silencio. Y ahora Dénia le ha encontrado un nuevo uso a su matadero municipal de 1893. Sus muros son recios. En los cantones y en las ventanas y puertas, asoman los sillares de piedra labrada por los picapedreros de la Xara. Pero la cubierta se cae a trozos. Los vigas de madera están carcomidas. Hay partes de la techumbre que ya se han desmoronado. El falso techo de planchas de metal tampoco aguanta. El último uso que tuvo el matadero fue el de sede de la sociedad de pescadores. Y de eso ya hace décadas.

Su nueva vida será la de museo y centro de interpretación. El matadero dará vida a la memoria. A la memoria histórica.

La consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo, estuvo ayer en Dénia y visitó junto al alcalde, Vicent Grimalt, y varios concejales este edificio. Avanzó que su conselleria trabajará «codo a codo» con el ayuntamiento en este proyecto que arroja luz sobre uno de los momentos más sombríos de la historia, la Guerra Civil y la represión franquista.

El alcalde explicó que ya hay investigaciones y material expositivo para ese nuevo museo. Aludió al trabajo que realizó el Arxiu Muncipal, que dirige Rosa Seser, en la exposición de 2018 titulada «Fem memòria. Dénia, guerra i repressió». Esa muestra daba a conocer que 2.993 vecinos de Dénia marcharon al frente en la Guerra Civil (la ciudad contaba entonces con 13.000 habitantes). También rememoraba que los bombardeos de la aviación franquista acabaron con la vida de 32 civiles. La represión fue luego terrible. 1.905 personas, entre ellas 84 mujeres, fueron encerradas en el centro comarcal de detenidos de Dénia. Cincuenta murieron fusiladas en el cementerio dianense entre octubre y diciembre de 1939.

La memoria derriba la dictadura del silencio. Preguntados el alcalde y la consellera por la anomalía de que en el camposanto dianense, el del paredón y la fosa de los republicanos fusilados, estén enterrados dos criminales nazis, el primero convino que es una «incongruencia» y la segunda dijo que el franquismo no dejó a los familiares ni llorar a sus víctimas. «Nosotros tenemos humanidad», dijo.

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