Las ruinas pueden tener su encanto decadente, pero la basura y el olor a orines no revelan más que suciedad y abandono. El Club Social de la Manzanera, diseñado por Ricardo Bofill, atrae, pese a todo, a turistas y a «instagrammers». Se podría decir que su belleza es de postal. Pero ya no hay postales. Ahora los turistas se toman fotografías con sus teléfonos móviles. Y este punto del litoral calpino es, sin duda, uno de los más fotografiados de la Marina Alta. Los grandes óculos que se abren en el sencillo cubo de piedra que ideó Bofill dan para tomar espectaculares instantáneas (al fondo se recorta el Penyal d’Ifac). El Club Social es un icono. Eso sin duda.

Basura y ruina en el lugar más fotografiado de Calp

Los turistas desearían también entrar en la Muralla Roja (diseñada igualmente por el arquitecto catalán), pero se topan con las vallas y los carteles que avisan de que si ponen un pie al otro lado están invadiendo una propiedad privada. Los residentes de la Muralla Roja son muy celosos de su intimidad. Sí que alquilan la laberíntica finca de apartamentos, que tiene en su azotea una maravillosa piscina, a grandes marcas para que realicen campañas de publicidad.

Basura y ruina en el lugar más fotografiado de Calp

Así, los «instagrammers» se consuelan con el Club Social, que no es poco. Pero no está muy presentable. En una esquina se acumulan bolsas de basura. Y el hedor a orines echa para atrás. Hay que tener mucha gana de tomarse una fotografía.

Este edificio, abandonado hace 30 años y hoy una ruina, forma junto a la Muralla Roja y el Xanadú un triángulo arquitectónico de enorme interés cultural, arquitectónico y paisajístico. Ricardo Bofill dejó su impronta de gran arquitecto en el litoral de Calp.

El actual equipo de gobierno (PP y Ciudadanos) está decidido a recuperar el Club Social. Pero la cosa va despacio. Ahora está a la espera de un informe de la conselleria de Medio Ambiente sobre la posible afección de las obras en una colonia de moluscos, los vermétidos (viven en el mesolitoral, es decir en la costa bañada por las mareas), protegida por la Unión Europea. El ayuntamiento ya anunció que adaptaría el proyecto para preservar este valioso hábitat.

Mientras, los turistas siguen visitando el desmedrado Club Social. La ruina tiene un pase, pero la basura no.