La poesía está a la vuelta de la esquina. Está en Ondara y en un restaurante de nombre dulce imperativo: "Tasta'm" ("Pruébame"). Allí el poeta Francisco Cejudo y la guitarrista Concha Ballester ofrecieron el viernes un vibrante recital.

La poesía remueve y se sube a la cabeza. Como el vino, que "tiene un poder que admira y desconcierta" (Nicanor Parra). Sí, porque los versos y la guitarra, "corazón malherido por cinco espadas" (Lorca, claro), se hermanan con el néctar blanco y negro de los dioses.

El sumiller y jefe de sala de "Tasta'm", Juanjo Ferrer, eligió para la cata tres maravillas: Malvasía, de Clos de l'Öm (D. O. València); Nodus Reserva (D. O. Utiel Requena), y García Viadero Natural (D. O. Ribera del Duero). Juanjo sabe de vinos lo que no está escrito.

El sumiller Juanjo Ferrer explica las características de uno de los tres vinos de la cata Empar Ferrer

El poeta sevillano Francisco Cejudo, un enamorado de la Marina Alta ("es amor, quien lo probó lo sabe", Lope de Vega), recitó poemas de su obra "Asuntos menores", título que despista. Ya se sabe que el poeta frota en lo cotidiano el fósforo de las palabras, y prende el fuego de lo extraordinario. La "Basura" (magnífico poema de Cejudo), amortajada en la negra bolsa, es la vida que pasa y deja nostalgias y naufragios.

Para los poetas nada es nimio. En todo late el eco del milagro.

Estos recitales, abrazo íntimo de versos, música y vino, son un refugio en estos días de "estruendo mudo" (César Vallejo) y desasosiego.