La pasa despierta un interés extraordinario. El pasado domingo arrancó en Dénia el ciclo «Temps de pansa». El arqueólogo Josep Marqués guió a los participantes por el castillo y por los bancales de piedra en seco donde hace 5 años se volvió a plantar viña de moscatel. Les mostró la estufa de escaldar la uva. A mediados del XIX, esta fortaleza perdió su interés militar y la compraron los prohombres de Dénia, que la transformaron en finca agrícola. Esa imagen tradicional e histórica se ha recuperado ahora.

Los últimos vestigios de la Dénia de la pasa

La visita, en estos tiempos de la pandemia, se limitó a 35 personas. Pero la pasa tiene mucho tirón. Los responsables del Museu Etnològic hicieron dos turnos y 60 participantes conocieron ese dulce pasado de viñas, uvas y pasa del castillo.

Los últimos vestigios de la Dénia de la pasa

Las huellas extramuros de la historia de la pasa en Dénia son borrosas y podrían perderse. «Temps de pansa» prosigue este sábado y el domingo 19 de septiembre con rutas urbanas conducidas por el historiador Javier Calvo por edificios clave en la época dorada de la pasa. En la esquina de las calles Diana y Marqués de Campo, se alza la Casa de Riera. José Riera Vallalta tuvo serrerías en Galicia y en Barcelos (Portugal). Allí se cortaban los listones con los que se armaban las cajas de la pasa, luego decoradas artísticamente con randas, puntillas y las llamadas «camisetes».

«A Dénia llegaba la pasa de la Marina Alta y de otras comarcas. La pasa en bruto se seleccionaba y empaquetaba. Se preparaba para exportarla a medio mundo», recuerda el director del Museu Etnològic, Josep A. Gisbert, que incide en que la impronta de esa actividad todavía se puede rastrear en la ciudad. Es difusa, eso sí. Y acechan la ruina y la piqueta.

La ruta también para ante la antigua serrería Doménech, en la calle Diana. El almacén, que se construyó a principios del siglo XX, está a la venta. Contaba con protección integral en el catálogo de bienes arquitectónicos de Dénia de 2004. Pero ahora carece de protección. Podría demolerse.

Otra parada es el hostal Comercio, en la calle Marqués de Campos, que abrió en 1888. Bullía en los años dorados de la pasa. También tenía protección integral en 2004. Ahora se ha reducido al mínimo, a la fachada.

Los almacenes de pasa de la calle Sandunga se han salvado del derribo. Fueron luego talleres de la industria del juguete. Ahora hay restaurantes. Conservan la traza antigua. Se echa en falta letreros que expliquen esa evolución histórica.