Sí, un ultimátum de dos días. Pero en la administración nada es de hoy para mañana. Antes los responsables de la avalancha de escombros que ha dañado el acantilado de la Granadella de Xàbia, en concreto la ladera de la senda (ha quedado sepultada) de la antigua pesquera de Encots, disponen de diez días de audiencia. Diez días para decir la suya sobre el aparatoso derrumbe de un muro que se ha llevado por delante parte de la riqueza natural y paisajística (el impacto de la lengua de cascotes es enorme) de este acantilado que forma parte del LIC Penya-segats de la Marina y está en suelo de especial protección y en la servidumbre de protección de la costa.

La nueva concejala de Urbanismo de Xàbia, Pepa Gisbert, ha reaccionado como un resorte. El día 8 de noviembre le llegó el informe del inspector y de la arquitecta técnico municipal. Los funcionarios describían el estropicio. El muro de contención de un chalé de lujo se había venido abajo. No soportó el peso de la tierra empapada por las recientes lluvias. El muro aguantaba una instalación de paneles solares. El terreno estaba escalonado con traviesas de tren. La avalancha ha arrastrado acantilado abajo gran cantidad de escombros. Es posible que hayan caído incluso al mar. Los técnicos avisan de que si no se reconstruye el muro persiste el peligro de «colapso» y de nuevos desprendimientos.

La edil ha firmado esta misma semana una providencia en la que da dos días a los dueños del chalé para que retiren los escombros. Con los diez días de audiencia, todavía tienen margen. Pero este viernes allí no se había quitado ni una piedra. Los propietarios no habían tomado medidas para evitar que la valla de metal, ahora colgada del vacío, e incluso las placas solares caigan ladera abajo.

Y los trabajos para quitar la gran cantidad de cascotes no son sencillos. El acceso es muy complicado y el acantilado, tremendamente inestable.