Una semana larga de tragar humo (el incendio se declaró el domingo 21 de noviembre) y lo que queda. El vertedero de residuos verdes de Xàbia sigue ardiendo y el fuerte viento de estos días ha avivado un fuego que está perimetrado, pero que obliga a que los bomberos del parque de Dénia y Protección Civil hagan guardia, refresquen la zona y se armen de paciencia. Es un incendio de combustión lenta y hay un gran volumen de residuos. Es imposible extinguirlo. Se apagará cuando termine de arder la montaña de residuos verdes.

Una semana larga de tragar humo en Xàbia y lo que queda

Este diario habló ayer con efectivos que estaban a pie de fuego y que tienen experiencia en este tipo de incendios en vertederos. El de Ramblars, que es la partida donde está este «planta»» de restos de jardinería y podas, ha ardido varias veces, la última en octubre de 2016. Advirtieron de que como poco las llamas seguirán consumiendo los residuos durante dos semanas. Apuntaron que es posible que el fuego siga activo hasta Navidad. Este año lo de «a 25 de desembre, fum, fum, fum...» va a ser tal cual.

La humareda, ayer empujada por el fuerte viento, daba de lleno en urbanizaciones como la del Rafalet. El vertedero está junto al cauce del río Gorgos, que funciona como una chimenea que dirige el humo hacia núcleos como el del Arenal o el Puerto. Y hay muchos chalés desperdigados que desde el primer día están envueltos en la desagradable vaharada.

El incendio ha vuelto a sacar a la luz las deficiencias del vertedero. Solo cuenta con dos hidrantes y uno no funciona y el otro tiene un caudal insuficiente (un hilillo de agua). Los voluntarios de Protección Civil han utilizado los cañones móviles de agua (el ayuntamiento los adquirió para proteger las viviendas diseminadas en los incendios forestales) para refrescar el perímetro. Los han enchufado a los charcos del río. El vertedero no cuenta con cámaras de vigilancia. Prenderle fuego es lo más fácil del mundo. Y más cuando hay montañas resecas de restos verdes. La Guardia Civil ha abierto una investigación, pero dar con el presunto pirómano es una quimera.

Mientras, los vecinos de Xàbia tragan humo y no se quitan de encima el olor a chamusquina.