El luminoso de «carnecería» vuelve a brillar. Y llevaba apagado nada menos que 40 años. Nadie daba un duro por este local de Xàbia. Parecía condenado a criar telarañas 40 años más. Pero Robert, un hostelero con ojo para dar una segunda vida a espacios que fueron comercios tradicionales, se enamoró de la «Carnecería». Cuando entró y descubrió los azulejos blancos, la cámara frigorífica y ese aire de tienda de pueblo y auténtica, pensó que el local lo tenía todo para convertirse en un bar (una taberna, más bien) con encanto.

Este empresario ha mantenido los elementos de la carnicería («carnecería» es una palabra en desuso y, por ello, pintoresca). Quiere que quien entre sepa que hay historia, que fue uno de esos negocios de siempre que han desaparecido de las calles.

«A mí me parece un espacio fantástico. Está en la entrada al centro histórico. La gente de Xàbia siente mucha curiosidad. Quieren ver qué es ahora esa carnicería que llevaba 40 años cerrada», explicó Robert, que también regenta en la Plaça de l’Església un bar que antes fue una pastelería histórica.

Pero la «Carnecería» es más que una taberna. Emerge la innovación gastronómica. Cuenta con un acogedor salón en el que desarrollar el concepto de «pop-up». Chefs que quieran dar a conocer su cocina disponen de todo lo necesario para demostrar lo que saben hacer en los fogones y maravillar a los comensales.

Es curioso como esa palabra en desuso de «carnecería» va de la mano del anglicismo «pop-up». Y mezclan bien. Cuarenta años después este local renace, transformado, sí, pero sin perder la esencia.