Los familiares siguen depositando flores en el jardín, allí donde creen que se enterró a sus antepasados represaliados por el franquismo. Ese doloroso ritual, unido a los testimonios orales, hace pensar que en el cementerio de Pego hay dos fosas comunes donde se enterró a víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura. La conselleria de Justicia y el Ayuntamiento de Pego quieren hacer justicia con esos represaliados y ayudar a las familias a identificar los cuerpos y darles una sepultura digna.

Esta mañana ha acudido al cementerio de Pego la secretaria autonómica de Cooperación y Calidad Democrática, Toñi Serna Serrano. Allí se ha entrevistado con el alcalde, Enrique Moll, y con varios concejales. La edil de Cultura, Laura Castellà, ha explicado que los resultados del georadar no han sido concluyentes. Ha detectado posibles restos óseos, pero también podrían ser las raíces de los árboles centenarios del camposanto.

Sin embargo, la documentación del Arxiu de Pego, la historia oral y ese ritual de las flores sí indican que en el cementerio habría dos fosas comunes. Se hallarían en zonas ahora ajardinadas.

La conselleria y el ayuntamiento quieren sacar a la luz esa "memoria callada", expresión de la escritoria recientemente fallecida Almudena Grandes que ha utilizado hoy Toñi Serna.

Los arqueólogos expertos realizarán catas para intentar localizar las fosas. La secretaria autonómica ha dicho que hay que ser muy cautos y no anticipar nada. Si se encontraran restos, se exhumarían y se cotejarían con muestra de ADN de sus familiares. El alcalde y la edil de Cultura han precisado que sí tienen localizados a esos familiares que siguen honrando a sus fallecidos pese a que no tienen tumba. Los familiares podrían enterrarlos en un lugar digno y reparar su memoria.