La pandemia ha cambiado la noche. En los dos últimos veranos, en Xàbia y en la Marina Alta, han proliferado las fiestas multitudinarias y atronadoras en chalés de alquiler turístico. La Policía Local y la Guardia Civil no daban abasto. Llamaban los vecinos que no podían pegar ojo. Y los agentes acudían a disolver saraos de cien personas y más en los que no se cumplían las medidas de prevención de la covid-19. Algunas de estas fiestas se anunciaban a través de las redes sociales. Grupos de jóvenes (incluso promociones enteras de alumnos que querían celebrar a lo grande el fin de curso) alquilaban estos chalés para liarla gorda.

Vecinos de la zona de Pi Verd y de los alrededores en Xàbia han vivido un calvario. Se pasaban las noches en vela por la música, el escándalo y los gritos. Esta moda de alquilar un chalé para montar fiestas ha roto la convivencia en urbanizaciones apartadas y que eran de lo más tranquilas.

Estos vecinos han enviado escritos al Ayuntamiento de Xàbia, a la Conselleria de Vivienda y a la Dirección General de Turismo para exigir que se cambie la normativa para poner coto a estas juergas que alteran el descanso y convierten las noches de verano en un suplicio. Afirman no entender el «galimatías legal» de los alquileres turísticos. «Si un conducto incumple la normativa, recibe una multa o pierde su licencia. Si un bar incumple la normativa, también recibe una sanción o pierde la licencia. ¿Por qué no ocurre lo mismo con las viviendas turísticas», preguntan estos vecinos en el escrito dirigido a la conselleria.

Piden que se incremente la plantilla de la Policía Local de Xàbia en verano para hacer frente a la avalancha de fiestas en chalés. Y reclaman también que la normativa del alquiler turístico deje margen al ayuntamiento para que pueda aplicar su ordenanza de convivencia ciudadana y garantizar el descanso y la tranquilidad de los residentes.

Afirman que el pasado verano se vivieron situaciones de «tensión». Relatan que participantes en estas fiestas, que se alargaban hasta el amanecer, los llegaban a insultar.

Estos vecinos se quedaron asombrado con la respuesta que recibieron del Servicio Territorial de Turismo de Alicante. Les dio diez días para aportar datos que «permitan identificar con certeza las viviendas» donde se montaban juergas, que acreditaran que estaban dadas de alta para el alquiler turístico y que facilitaran direcciones catastrales y las referencias fiscales de los propietarios. Si en diez días no aportaban toda esa información, la queja se archivaba.

Los vecinos replicaron. Hicieron saber al Servicio Territorial de Turismo que esos datos debían pedirlos a la Policía Local de Xàbia. Los agentes habían recibido las llamadas de los vecinos y acudido a disolver fiestas ilegales y altercados. «Son ellos los que pueden acceder a los nombres de los propietarios y a sus datos catastrales», advertían los residentes.

El ayuntamiento decidió sancionar este verano a los propietarios de las viviendas de alquiler en las que se montaban las fiestas. Los vecinos aseguran que esta medida no surtió efecto, ya que no paró la fiebre de los saraos en los chalés.

En los dos últimos veranos, los de la pandemia, estas fiestas han abundado tanto que hubo semanas en las que la Policía de Xàbia tuvo que disolver más de un centenar.