Calp da las campanadas. Es el único municipio de la Marina Alta que ha decidido mantener la fiesta de fin de año. Eso sí, la ha trasladado a la plaza Mayor, un espacio de 6.000 metros cuadrados en el que los vecinos podrán estar a sus anchas. Además, exigirá a todos los participantes el pasaporte covid. «Queremos ofrecer un lugar seguro para celebrar la llegada del año nuevo frente a fiestas privadas sin control», advirtió ayer la alcaldesa, Ana Sala, del PP.

La munícipe mantuvo una reunión con el concejal de Fiestas, Paco Avargues, el de Seguridad, Domingo Sánchez, el de Protección Civil, Matías Torres, y con técnicos municipales y responsables de la Policía Local. Se optó por seguir adelante con una celebración que habitualmente tenía lugar en la plaza de la Villa, que es más estrecha. Este año, con los contagios de covid-19 desbocados, las campanadas de Calp se mudan a la plaza Mayor. «Es un lugar muy amplio en el que es más fácil guardar la distancia social y evitar aglomeraciones», sostuvo la alcaldesa, que recordó que es obligatoria la mascarilla.

Pero los participantes sí se la quitarán para tomarse las doce uvas. La fiesta incluye orquesta y cotillón. Se ha establecido un acceso único a la plaza, que estará vigilada por Protección Civil y la Policía Local.