El Ayuntamiento de Xàbia aprobará la próxima semana su primer presupuesto desde 2017. El Gobierno ha relajado el equilibrio presupuestario y la regla del gasto y Xàbia respira. El consistorio no debe ni un euro. Este año ahorrará 300.000 euros de comisiones bancarias. Además, dispone de 14,6 millones de remanente de tesorería. Así, tras un lustro de prorrogar presupuestos, por fin, podrá trabajar con unas cuentas acordes con los nuevos tiempos.

El presupuesto sube a 39 millones de euros. El incremento respecto al de 2017 es de 3,5 millones. Permitirá convocar plazas de empleo público (las más necesarias son las diez nuevas de la Policía Local) y reforzar los programas sociales y de ayuda a empresarios y autónomos. El concejal de Hacienda, Ximo Segarra, destacó ayer que se destinan 300.000 euros a ayudas de emergencia y otros 300.000 euros a comercios y pequeñas empresas. Avanzó que esas partidas están abiertas y se pueden incrementar.

Las cuentas también se ponen al día en ingresos de construcción. El edil dijo que se hace una previsión «prudente», pero, aún así, se espera que Xàbia recaude 1.250.000 euros del Impuesto de Construcciones y Obras y 1.400.000 euros de tasas urbanísticas por licencias. La pandemia no le ha pasado factura al urbanismo local. Se siguen construyendo chalés de lujo y apartamentos.

En inversiones, el presupuesto no tira la casa por la ventana. La partida es de 1,2 millones. Se incluyen la piscina municipal (las obras están en marcha y el gobierno local, del PSPV y Ciudadanos, cruza los dedos) y obras de pequeño urbanismo.

Pero la lotería es el remanente de tesorería. Y ahí sí entran las grandes obras (más emblemáticas que aparatosas). Se destina algo más de un millón de euros a rehabilitar el faro del cabo de Sant Antoni y convertirlo en centro de interpretación de la reserva marina y del Montgó. Otro proyecto que se podrá llevar adelante es el creación de un paseo en el Primer Muntanyar. Enlazará el puerto y la playa del Arenal. Las obras suben a 2,5 millones. Ya fue todo un acierto convertir en peatonal uno de los dos carriles de la carretera. Esa solución provisional fue el primer paso del futuro paseo.

El remanente también da para pagar reveses judiciales. Una sentencia obliga al ayuntamiento a cambiar el obsoleto alumbrado público de la urbanización el Tosalet, (la que inauguró en 1967 el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, y que puso a Xàbia en el mapa del turismo de poderío). La obra asciende a 2,8 millones.

Del remanente también sale la aportación municipal de 1,6 millones para la piscina cubierta. El Consell pone otros 3 millones.

Eso sí, la obra maldita, la del auditorio, no aparece en el presupuesto ni en el remanente. Se incluirá cuando se resuelva el conflicto con la empresa y se retomen unos trabajos que llevan más de un año parados.