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La ruina imparable de una joya de Bofill en Calp

Costas exige al ayuntamiento que evalúe incluso cómo impactará el cambio climático en el edificio antes de dar luz verde a su rehabilitación

La ruina imparable de una joya de Bofill en Calp

El Club Social de la Manzanera, diseñado por Ricardo Bofill, hoy sería un imposible. También lo tendrían difícil la Muralla Roja y el Xanadú, dos de las maravillas arquitectónicas concebidas en este municipio por el genial arquitecto catalán, que falleció el pasado viernes a los 82 años. La burocracia devora los proyectos singulares.

La ruina imparable de una joya de Bofill en Calp

El Club Social está encallado. Sí, es una especie de barco pétreo (desarbolado totalmente) que ha embarrancado en este litoral calpino de acantilados (está entre la playa del Borumbot y la cala Manzanera). Y está también encallado porque su rehabilitación no avanza ni un milímetro.

La ruina imparable de una joya de Bofill en Calp

El gobierno local, de PP y Ciudadanos, quiere frenar la ruina de este edificio, restaurarlo y darle uso público. Ha modificado el primer proyecto, que incluía obras de más envergadura (una pasarela desde la cala Manzanera, una escollera y convertía en restaurante el Club Social), para salvar las reticencias del servicio provincial de Costas (depende del ministerio para la Transición Ecológica) y de la conselleria de Medio Ambiente. Las obras podían afectar a las colonias protegidas de vermétidos (moluscos del mesolitoral). El proyecto revisado abraza 1.062 metros cuadrados, se ciñe a rehabilitar el edificio y consolidar los acantilados y cambia su uso, que será cultural, educativo y científico.

Pero ni por esas. Costas no ha dado luz verde a la concesión que le ha solicitado el ayuntamiento para ocupar ese terreno del dominio público marítimo terrestre y poder llevar a cabo la rehabilitación. Insta al consistorio a que resuelva «deficiencias» que no son poca cosa.

La alcaldesa, Ana Sala, del PP, ya ha pedido a los técnicos municipales y al arquitecto David Blas, que es el que ha redactado el proyecto, que se pongan a trabajar en las correcciones.

Costas pide que se realice un estudio básico de dinámica litoral y otro de cómo se van a llevar a cabo las obras para no dañar este tramo litoral que forma parte del LIC del Penyal d’Ifac. También reclama que se evalúe el efecto del cambio climático y de los temporales en la construcción.

Además, solicita que se acredite que la accesibilidad se ajusta a la normativa (al Club Social se baja por una escalinata de piedra que salva el acantilado), y que se detalle bien el uso que tendrá el edificio cuando ya esté rehabilitado y cómo se gestionará.

A Costas no le convence nada que se cree en este litoral un muro de gaviones (solución que plantea el proyecto). Advierte de que las mallas de acero que contienen las piedras se deterioran y pudren con el salitre.

Un nuevo club social

La Dirección General de Costas otorgó en 1969 la concesión para construir el Club Social a Natalia Ortembach Feliu. Sus herederos renunciaron 20 años después a la concesión y el edificio quedó abandonado. Costas propuso demolerlo en 2011. Pero está protegido (figura en el catálogo de bienes de valor arquitectónico del PGOU de Calp). El ayuntamiento planteó entonces convertirlo en centro universitario de ciencias del mar. Esa idea no fue adelante.

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Las obras de Ricardo Bofill en la Comunitat Valenciana David Revenga/F.Calabuig

El Club Social lleva más de 30 años abandonado y se notan los estragos del tiempo y del mar. Es una ruina. El cuerpo principal, el de los grandes óculos (asemejan escotillas de una nave), sigue en pie. Pero las plataformas exteriores están destrozadas. Esta obra de Bofill está encallada como un viejo y desmedrado barco pétreo.

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