Dos meses de incendio y de respirar humo y ahora solo faltaba que se averiara la máquina de triturar los restos verdes de Ramblars, el antiguo vertedero de Xàbia reciclado en planta de transferencias de residuos de podas. Para colmo, es temporada de podas. Así que en pocos días las montañas de basura (basura verde y de madera, pero basura al fin y al cabo) han cogido altura. Están separadas de las llamas.

Ecologistes en Acció de la Marina Alta ha denunciado que en cualquier momento podría saltar una pavesa e iniciar un segundo incendio.

La planta se cerró ayer y los jardineros tuvieron que buscarse la vida para deshacerse de las podas. El motivo fue que el viento soplaba hacia donde trabajan los operarios de Biomasa del Guadalquivir (la empresa que gestiona la planta, pese a que la licitación está caducada) y, claro, se ahogaban con las vaharadas de humo.

La concejala de Servicios, Kika Mata, explicó a este diario que ha pedido un informe a los bomberos para que quede claro que este incendio es de combustión lenta y no se puede apagar de la noche a la mañana.

Anunció que los tribunales ya han desbloqueado la nueva licitación de esta planta y el ayuntamiento podrá adaptar el contrato a las verdaderas necesidades de Xàbia.

Los restos de madera y de enseres domésticos también se acumulan en Ramblars A. P. F.

Además, este viernes comienza ya a prestar el servicio de recogida de basura y limpieza viaria la nueva adjudicataria, Tetma. Una de las novedades es que la empresa cerrará los Punts Verds y establecerá un sistema de control y acceso. Se pondrá fin a la práctica incívica de mezclar plásticos e incluso escombros con residuos verdes y enseres domésticos.

Ramblars también se utiliza para acopiar basura de madera y hay toneladas y toneladas. Mientras tanto, nadie se atreve a aventurar cuando terminará el incendio.

Tras dos meses de incendio, hay montañas de ceniza. Siguen asomando las llamas, lo que denota que hay material combustible enterrado. La estrategia es ir separando cenizas y acotar cada vez más el fuego. No obstante, la humareda todavía es densa y se cuela en las viviendas más próximas.