Caprichosa y mágica geología. En la Vall de Gallinera, a 737 metros de altitud y en lo alto de un risco, se dibuja un precioso arco. El lugar se conoce como la Penya Foradà y es uno de esos insólitos lugares en los que se produce una alineación solar. La Foradà tiene esto en común con, por ejemplo, las pirámides de Egipto. El investigador José Llull documentó que dos veces al año los rayos del sol pasaban por el agujero de piedra e incidían directamente en el punto donde estuvo el convento franciscano. Esos días son el 4 de octubre, festividad de Sant Francesc, claro está, y el 9 de marzo, festividad de Santa Francesca Romana.
La alineación solar se ha convertido en uno de los grandes alicientes turísticos de la Vall de Gallinera. Pero la Foradà en sí, pase o no el sol a través de su imponente arco de piedra, es ya un lugar de peregrinación senderista. Cada fin de semana, si el día sale bueno y el sol acompaña (el astro rey es siempre imprescindible), ascienden decenas de senderistas.
Este arco de piedra está de moda. A ratos, la senda es un desfile de excursionistas. Además, en esta época del año el valle cuenta con otro atractivo: la floración de los cerezos.
La Foradà es, sin duda, uno de los hitos paisajísticos más relevantes de la Marina Alta. La geología ha sido generosa con esta comarca. Este arco de piedra guarda similitudes con Els Arcs de Castell de Castells y con la Cova dels Arcs de la cala del Moraig, en Benitatxell, donde hay otra maravilla geológica, la falla del Moraig.
La apoteosis de la Foradà es, sin duda, ese momento en el que el sol «taladra» la roca y alumbra el lugar donde se levantó el convento franciscano. Pero el resto del año los astros también se alinean para que se respire aquí la magia de la geología.
