No era una vaquilla trotona, sino un toro hecho y derecho. Un morlaco de los que asusta, vamos. Y quiso darse un garbeo por Teulada y enfiló también hacia Moraira. Se ve que el toro tenía querencia por el mar.

Al astado se le quedó pequeño el corro de los «bous al carrer» de Moraira. Cuando los ganaderos intentaban subirlo al camión, encontró un resquicio y se escapó. Recorrió de cabo a rabo la avenida de Santa Caterina, que es la principal de Teulada. Trotó por la acera. Tras él, salieron en estampida los organizadores de estos actos taurinos y una nube de aficionados. No solo querían hacer lo posible por capturar al toro, sino también iban avisando a los vecinos para prevenirlos y que ninguno resultara herido.

Por suerte el animal no tiene malos instintos. No embistió a nadie. Lo que buscaba era salir de las calles y llegar a campo abierto. Llegó al final de la avenida y siguió adelante por la carretera que baja a Moraira. Pasó junto a los coches de los atónitos conductores. El toro es de trapío.

Los vecinos que se toparon con él se llevaron, claro está, un susto de aúpa. Se refugiaron donde pudieron. El animal impone, pero así, campando libre, no demostraba aire de fiereza.

Se metió en la parcela de una casa de campo. Y allí fue donde los ganaderos pudieron atraparlo.

Tras dos años sin «bous al carrer» por la pandemia, la Marina Alta vive esta semana un arrebato taurino. Hay festejos en Xàbia, Teulada y Benissa. Han vuelto los revolcones (por suerte, por ahora, ninguna cogida grave). Y lo más sonado es la peripecia de ese toro que quiso ver mundo y se escapó.