La «pedra seca» hace camino. Es una antigua técnica de construcción declarada desde 2018 Patrimonio de la Humanidad. En la Marina Alta, la «pedra seca» ha modelado el paisaje. Ha servido para levantar muros que dulcifican las agrestes montañas y ganan terreno para cultivos de viñas o almendros. Ahora la «pedra seca» se alía con el senderismo.

Los alumnos del III Taller de Construcción de «Pedra Seca», organizado por la Mancomunitat Cultural de la Marina Alta (Macma), han empedrado un tramo de un camino tradicional de la partida Bisserot de Jesús Pobre. Lleva a la Bassa dels Moros. El camino en seguida se transforma en una senda que se adentra en un espeso bosque. El tramo de calzada que ahora está maravillosamente empedrado se hallaba bastante deteriorado. La lluvia abría cárcavas.

Los alumnos han creado algo más de diez metros de calzada. La «pedra seca» también tiene esta utilidad. Ese pavimento evita, precisamente, que la lluvia dañe los caminos. Y, como solución estética, es insuperable. El empedrado se integra perfectamente en el paisaje. Esta senda está además jalonada por muros de «pedra seca».

Los alumnos también realizaron hace algo más de un mes una especie de monumento de piedra en seco con cuatro arcos en Benigembla. Aprendieron la técnica de los arcos. Alinearon perfectamente las dovelas para abrir los vanos. Cada arco se halla en un punto cardinal. La «pedra seca» marca el norte, el sur, el este y el oeste de la tradición de la Marina Alta. Y ahora se abre paso en las sendas y caminos.