La Casa de Tena, el gran palacio de la burguesía de la pasa de Xàbia, luce más elegante. Necesitaba un urgente lavado de cara. Y no solo por los más que visibles desconchones. Este histórico edificio del Carrer Major, datado en 1867 y que fue primero residencia de una opulenta familia de la pasa y luego farmacia, se restauró hace ya más de 20 años. Entonces se pintó la fachada con colores chillones. Los puristas podrían haberlos tachado incluso de vulgares. Se optó por un verde fuerte y por un amarillo ocre muy llamativo. La Casa de Tena, de arquitectura ecléctica, reflejaba la distinción de la burguesía con ínfulas aristocráticas. La fachada subida de tono no le hacía justicia.

Del chillón al pastel: así es la «nueva» fachada del palacio burgués de Tena en Xàbia

Ahora llega Balenciaga (el viernes se inaugura la gran exposición de homenaje al exquisito maestro de la alta costura). Los desconchones y esa apariencia decadente de la fachada de la Casa de Tena, hoy Centre d’Art A. Lambert y una de las sedes de la muestra dedicada al modista de Guetaria, no se avenían bien con el tono de una de las grandes citas culturales del verano en la Marina Alta. De ahí que el Ayuntamiento de Xàbia le haya dado una mano de pintura a este antiguo palacio burgués. Más que eso. Le ha cambiado el color.

El verde saturado ha dejado paso al aguamarina. La fachada se suaviza y gana en elegancia. Que esté el verde es innegociable. Cuando se restauró la Casa de Tena, salieron trazas de este color. Pero hace 20 años se eligió un verde chillón y ahora se ha optado por un tono más pastel.

El amarillo sí fue una licencia. Las pilastras y sus capiteles, así como los dinteles y jambas de las puertas de los balcones, eran muy llamativos. Su color se solapaba con el ocre de la piedra tosca de la planta baja. Ahora estos elementos son blancos. Ese color remite a las fachadas enjalbegadas de las antiguas casas del centro histórico. El blanco no falla: sutil y sencillo.

Los antiguos colores eran más arriesgados. Los nuevos son más sosegados. Llega Balenciaga (fue un enamorado de Xàbia y falleció hace ahora 50 años en su Parador de Turismo) y la Casa de Tena luce recién pintada.