"La chiquillería salío atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios". Eso lo escribió Galdós ("Miau"), pero sirve para describir el tropel de niños que ha tomado el laberinto del parque de la Vallesa de Calp nada más abrirse. Ellos eran los protagonistas. Se han lanzado a correr por este juego singularísimo y que ya quisieran para sí otros muchos pueblos. Los chavales se lo van a pasar en grande.
Sí, Calp ha renovado el parque de la Vallesa y ha creado un juego único, "icónico", que es el adjetivo que han repetido la alcaldesa, Ana Sala, y el representante de la empresa Galopín Playgrounds Pablo Bellot. El laberinto tiene una torre central. Allí suben los niños para deslizarse por un tobogán de 3,5 metros. Bellot ha insistido en que este juego es "unico en el mundo". Se ha creado con madera robinia (es muy resistente) y se integra en este parque de pinos donde ahora también se ha plantado vegetación aromática (romero o espliego). Los juegos son inclusivos y accesible.
Bellot ha insistido en que los laberintos estimulan la imaginación de los niños. "Es un juego que socializa".
La alcaldesa ha destacado que esta obra ha ido como la seda. Se ha terminado en los cuatro meses previstos. Y no es la tónica. Sala ha recordado que la remodelación de la plaza Mayor se ha quedado paralizada tras renunciar la empresa adjudicataria.
"Espero y pido que se cuide este espacio público. Es de todos y debemos tratarlo con mucho cariño", ha advertido Ana Sala.
Las mejoras en el parque y la creación del laberinto han costado 287.494 euros que ha pagado la Diputación de Alicante a través del plan Más Cerca. Los jardineros y las brigadas municipales han trabajado mucho en la Vallesa para dar vida a un parque llamado a convertirse en el lugar de encuentro de las familias calpinas.
La placa del remozado parque de la Vallesa es de cerámica y la han realizado los usuarios del centro ocupacional Maite Boronat. "Es genial y maravillosa", ha recalcado la alcaldesa.
