Los pacientes de la Marina Alta se arman de paciencia infinita. Si ya es angustioso esperar durante meses e incluso años una intervención quirúrgica, todavía es peor que, cuando ya estás en el quirófano, te digan que no te operan y te envíen a casa. Eso le ocurrió a L. B. G., un vecino de Parcent de 84 años. Estaba en lista de espera desde junio de 2020 para una operación de próstata. Cuando este lunes lo entraron a quirófano, le dijeron que no lo podían operar porque no había anestesista.

«Lo que ocurrió es totalmente incomprensible y revela una gran falta de planificación», denunció ayer su hija, E. B. M., que afirmó que su padre está en casa con la sonda puesta y esperando a que lo vuelvan a citar.

Mientras, desde el hospital de Dénia, que gestiona Ribera Salud, señalaron que la operación se suspendió dado que la anterior «se alargó en exceso». Aseguraron que la intervención se ha reprogramado para el 18 de agosto.

«Mi padre está muy bien y es muy vital. Va al bancal y casi todos los días se baña en el mar», explicó su hija, que relató que, cuando le detectaron los problemas de próstata, le dijeron que lo operarían en el hospital del Vinalopó, en Elx, que también gestiona Ribera Salud. La familia llegó a viajar dos veces a Elx para que a L. B. G. le hicieran las pruebas del preoperatorio. Al final, desde el hospital les indicaron a los familiares que lo operarían en Dénia. Eso sí, mientras esperaban y esperaban, fueron a la oficina de atención al paciente dado que no lo llamaban. El pasado jueves ya lo citaron para el lunes.

«Iba en ayunas. Estaba citado a las 9.30 horas. Se hicieron las 12 y nada. Preguntamos. Pasadas las 13 horas, lo entraron. Lo acompañó mi madre. Le pusieron el gotero y ya, sobre las 14.15 horas, salió mi madre y dijo que lo habían entrado al quirófano». Los familiares decidieron bajar a la cafetería a comer algo. Pero, «con el bocadillo a medias», les avisaron de que la operación se había suspendido.

«Imagínate el susto. Fuimos corriendo. Ya lo tenían en la cama de operaciones. Mi padre nos explicó que el cirujano le había dicho que no había anestesista».

«Por supuesto, no echamos la culpa a los médicos ni a los sanitarios. Ellos hacen lo que pueden. Pero el hospital funciona así. Los profesionales se marchan por las malas condiciones y no hay personal. Deberían organizarse mejor y no hacer pasar a los pacientes por esto», advierte E. B. M.

Y esta mujer, de 50 años, también sabe por experiencia propia de la angustia de las listas de espera. En julio de 2020 fue al médico de cabecera, ya que tenía unas pecas que habían cambiado de forma y de color. El facultativo la derivó a dermatología. «Es una especialidad en la que la lista de espera está a tope», indica. El 20 de noviembre le hicieron una dermatoscopia. Pasaba el tiempos y los resultados no llegaban. El médico preguntaba y no se sabía nada de esa prueba. «La habían perdido», lamenta esta paciente. Se la repitieron en mayo de 2021. Se confirmó lo peor. Sufría un cáncer de piel, un melanoma. El 21 de junio se lo extirparon. El 8 de octubre volvió a la revisión del dermatólogo. Tenía ganglios en las ingles. Ese mes acudió varias veces al centro de salud y a Urgencias del hospital. Los médicos que la atendían le decían que tenía vértigo, que era un virus o que sufría ansiedad. Por fin, le hicieron una ecografía en el hígado y luego una biopsia y le detectaron la metástasis. E. B. M. fue a quejarse al director médico del hospital. Pidió que la trasladaran al IVO (Instituto Valenciano de Oncología) de València. Afirma que el hospital de Dénia se negó porque era muy caro. El director médico alegaba que «no era el criterio de este hospital derivar a los pacientes al IVO». «Todos los hospitales públicos valencianos sí lo hacen, pero el nuestro, no, como si no pagáramos impuestos como todos».

Esta vecina de Parcent está en tratamiento de quimioterapia. Afirma que el caso que quiere se conozca es el de su padre, que quiere que todos los vecinos de la Marina Alta sean muy conscientes de que la fuga de profesionales en el departamento de salud de Dénia agrava las listas de espera y provoca situaciones tan rocambolescas como la de estar en el quirófano y marcharte sin que te operen porque no hay anestesista.