Xàbia tiene un mar de piscinas. Su modelo urbanístico de chalés y de urbanizaciones de apartamentos fomenta la piscina. Pero sorprende su elevado número. Hay nada menos que 11.549, 11.110 están en zona urbana y 439 en suelo rústico. El número es altísimo si se compara con el de las viviendas residenciales, que están sobre las 28.000 (el 30 % se construyó entre los años 2000 y 2009). Mientras, hay 30.000 vecinos empadronados. Toca a una piscina por cada tres habitantes. Eso sí, el pueblo no tiene todavía piscina municipal climatizada; ahora se está construyendo.

Está claro que Xàbia es un pueblo de piscinas. Son escasísimos los chalés que no la tienen. Para llenar esas piscinas se necesitan millones y millones de litros de agua. Este municipio tiene la suerte de contar con una fábrica de agua potable, su planta desalinizadora.

En julio, llegan muchos residentes y turistas y es momento de poner a punto las piscinas. El consumo de agua se dispara.

La empresa de suministro, Amjasa, ha desvelado que las cifras de este julio son un 11 % mayores que las del pasado año. Las sucesivas olas de calor también están provocando que se consuma más agua.

Si en enero se inyectan a la red 350.418 metros cúbicos, en junio suben a 618.727 y en julio a 796.854. Los picos de las últimas semanas, cuando más apretaba el calor, rozaron los 28.000 metros cúbicos al día.

La renovación de la red ha mejorado la eficiencia. Se pierde menos agua. En verano, el 60 % del suministro procede de la desalinizadora y el 40 % de los pozos. Xàbia tiene garantizado el suministro. Puede echar mano del mar. Eso sí, hay que ir con tiento y no malgastar. El agua es esencial para mantener ese modelo turístico de chapuzón y piscina.