Una tormenta a escasas 15 millas de Xàbia impidió ayer a Álvaro Trigo cumplir su reto solidario de recorrer la distancia que separa Ibiza de Xàbia en un kayac. Un reto que se vio truncado por una tormenta de viento del suroeste con rachas de hasta 25 kilómetros.

Bautizado como el «renacido», Trigo partió a las 14 horas del domingo desde la Cala d’Hort en Ibiza, de acuerdo al planing inicial debía haber llegado a la playa del Arenal de Xàbia, este lunes al mediodía. Sin embargo, tras 12 horas de esfuerzo Trigo y la expedición que le acompañaba del equipo valenciano Tokio Team y de un barco de apoyo, con profesionales sanitarios, han tenido que cancelarlo.

El fuerte viento registrado en alta mar tras haber completado casi las dos terceras partes de las 50 millas que separan estas dos localidades, hizo que el pequeño kayac fuera ingobernable y de hecho, en varias ocasiones el retista cayó al agua y fue rescatado por uno de los miembros del equipo se lanzó al agua para rescatarlo. Finalmente las malas condiciones marinas, la falta de visibilidad, obligaron al patrón de la embarcación de apoyo a instar a que la travesía se detuviera y Álvaro Trigo subiera a bordo “por su seguridad”.

Ya en tierra, el propio Trigo explicó que durante la travesía tuvo «miedo» y que si está vivo «es gracias al equipo humano» que el acompañó. El reto iba más allá y pretendía visibilizar las condiciones a las que se enfrentan cada día las personas de África que intentan alcanzar la costa de España «cada día mueren personas sin apoyo alguno en este mismo mar buscando una oportunidad», remarcó el deportista.

Trigo comprometido con las crisis migratorias colabora con la ONG Formación Senegal y de hecho parte del equipo de apoyo eran miembros de esta entidad. A buen seguro que pronto los dos se volverán a unir para que este reto sea una realidad.

Apodado ‘El Renacido’, Trigo se quemó el 63% de su cuerpo tras un incendio doméstico. Estuvo en coma diez días. Tras varios meses en la Unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla en aislamiento, y con una gran fuerza de voluntad, nueve meses después del alta participó en la maratón de la capital hispalense y casi 365 días después completó el Ironman de Marbella. De ahí surgió el apodo con el que le bautizaron sus familiares y amigos.