Llovía a cántaros y los vecinos de Benialí, Benirrama y la Carroja (tres núcleos de la Vall de Gallinera) desalojados por el incendio de la Vall d'Ebo que ha calcinado 11.700 hectáreas ya sabían que esta noche iban a dormir de nuevo en sus camas. Los que se han alojado en el Espai Veïnal de Pego, habilitado como albergue provisional y que ha gestionado la Cruz Roja, "disfrutaban" de la última cena en la que ha sido desde el domingo su "casa". La emoción estaba a flor de piel. Ha habido aplausos mútuos. Los vecinos reconocían la solidaridad y el apoyo.

El Ayuntamiento de Pego y la Cruz Roja han hecho todo lo posible para que se sintieran cómodos y atendidos. Mientras, numerosas empresas de Pego y de la Marina Alta han donado bebidas y alimentos. El chef pegolino Evarist Miralles y su equipo del Nou Cavall Verd han cocinado para ellos (la iniciativa la patrocina la ONG del chef José Andrés World Central Kitchen) y para los efectivos de extinción y los responsables del Puesto del Mando Avanzado (PMA).

Mientras, quienes están a cargo de este albergue provisional también han aplaudido a esos vecinos que, tras horas de gran angustia, por fin, han podido esta noche regresar a sus casas.

Esta catástrofe ha hecho aflorar la solidaridad. Los vecinos han agradecido el trabajo de quienes se han preocupado por que estuvieran bien atendidos y de los bomberos que luchan contra las llamas.

El incendio, que comenzó el sábado por la noche por un rayo de una tormenta eléctrica que cayó en Pego, evoluciona favorablemente. La lluvia y el granizo han refrescado esta tarde el enorme perímetro del fuego. Del cielo llegó el maldito rayo y del cielo ha llegado también esa ayuda crucial para contener al avance de las llamas. Ha llovido, a ratos con intensidad, en Pego, la Vall de Gallinera, la Vall d'Ebo y la Vall de Laguar.