La Vall d'Ebo, el incendio que removió las piedras

El fuego ha sacado a la luz el desmoronamiento de los muros de "pedra seca", esenciales para la agricultura y la vida en las abruptas montañas y declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2018

Muros desmoronados en una ladera de bancales abandonados y ahora calcinados

Muros desmoronados en una ladera de bancales abandonados y ahora calcinados / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

La Vall d'Ebo

Estos muros son distintos a todos. No separan. Al contrario, unen relieves encrespados, inhóspitos. Suavizan las abruptas laderas. Los muros de "pedra seca" son las pirámides de la Marina Alta: una colosal obra.

En 2018, la UNESCO declaró la técnica de construcción de la "piedra seca" Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El incendio de la Vall d'Ebo, que ha devorado 12.150 hectáreas de las montañas de la Marina Alta y el Comtat, ha sacado a la luz que estos muros se desmoronan. Su abandono ha ido en paralelo al de los campos de cultivo.

La vegetación ocultaba esas hiladas magníficas que convertían las montañas en enormes escalinatas. Los márgenes de "pedra seca" obraron el milagro de hacer cultivables estas pedregosas y afiladas montañas. Han aguantado durante cientos de años. Su deterioro salta ahora a la vista.

Esos muros que se vienen abajo encarnan el drama de esa agricultura heroica que mantienen labradores de avanzada edad y algún que otro utópico que le tiene fe a este tierra quebrada.

Muros de "pedra seca" deteriorados y que ahora son esenciales para frenar la erosión

Muros de "pedra seca" deteriorados y que ahora son esenciales para frenar la erosión / A. P. F.

El incendio, extinguido este sábado dos semanas después de desatarse por un rayo de una tormenta seca, ha arrasado unas 3.000 hectáreas de olivos, cerezos, almendros y "perellons". Ha provocado unas pérdidas agrícolas de unos 193 millones de euros, según la estimación de Asaja.

El fuego también agrava el deterioro de los muros de "pedra seca", que son fundamentales para recuperar los bancales y para contener la erosión que se produce tras un incendio.

Construcción abandonada en una ladera calcinada y donde se adivinan las antiguas terrazas de cultivo

Construcción abandonada en una ladera calcinada y donde se adivinan las antiguas terrazas de cultivo / A. P. F.

Ahora que la vegetación es ceniza se observa claramente que hay laderas en las que los muros se han perdido totalmente. También se ve que los pinos han colonizado bancales abandonados y sus raíces han socavado los márgenes. Esos pinos, ahora calcinados, pueden venirse abajo y llevarse con ellos tramos enteros de muros de "pedra seca".

Antiguos bancales abandonados e invadidos por pinos ahora carbonizados

Antiguos bancales abandonados e invadidos por pinos ahora carbonizados / A. P. F.

Tan importante como recuperar la agricultura es rehacer esa gigantesca arquitectura de la "pedra seca". El fuego también ha sacada a la luz corrales y "casups" que la vegetación se había "tragado". Es el momento de realizar vuelos y documentar todo ese pétreo patrimonio abandonado y en ruinas.

El incendio ha removido las ancestrales piedras. La "pedra seca" es imprescindible para regenerar estas montañas y que, parapetadas en estos humildes y sencillos muros agrícolas, resurjan de la devastación.

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