Pego despidió ayer a sus tres últimos frailes franciscanos, los padres Ángel, Ismael y Rubén. Los vecinos llenaron la iglesia de la Sagrada Familia, que es el templo del convento franciscano inaugurado en 1894 y que ahora se cierra. En la fachada de la iglesia, el padre Ángel y el alcalde de Pego, Enrique Moll, destaparon una placa de recuerdo a una orden que ha estado muy ligada a la historia de Pego. De hecho, su presencia en el municipio comenzó hace casi 400 años. El primer convento, expropiado en 1836 con la desamortización de Mendizábal, estuvo en la Plaça del Mercat.

La falta de vocaciones ha provocado el cierre de este convento. La Marina Alta se queda sin franciscanos. El otro convento, el del Benissa, se clausuró en 2017.

A los frailes de Pego se los ha trasladado a otros cenobios. El padre Ángel está en Vila-real, Ismael en Cocentaina y Rubén en Murcia. Cuando el pasado mes de abril trascendió el cierre de este convento, el padre Ángel comentó a este diario que los frailes están educados "en la transitoriedad". "Nuestra espiritualidad es de peregrinos y de estar de paso. Aceptamos nuestro traslado con resignación". Eso sí, este fraile señalaba que esta orden forma parte de la historia de Pego. "Los pegolinos han levantado dos conventos para los franciscanos".