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Primeros signos de regeneración tras el incendio de la Vall d'Ebo

Palmitos, aladiernos, esparragueras y lentiscos empiezan a motear de verde las 12.150 hectáreas calcinadas

Los palmitos están echando hojas verdes y empiezan a abundar las esparragueras A. P. F.

La capacidad de regeneración de las montañas es sorprendente. Hace un mes un rayo que cayó en la Vall d'Ebo desató el gran incendio forestal que calcinó 12.150 hectáreas. Es el peor incendio forestal que ha sufrido la Marina Alta. El fuego calcinó pinadas, cultivos de olivos, cerezos y "perellons". El panorama que quedó tras el fuego, que se dio por extinguido el pasado 27 de agosto, era desolador. La montaña quedó reducida a cenizas. En el horizonte, se dibujaban los negros esqueletos de los árboles. Sobrevivieron, eso sí, campos de cultivo que están en producción (hicieron de cortafuegos) y especies vegetales más resistentes al fuego, como los acebuches, las carrascas o los algarrobos.

Las especies vegetales están rebrotando de las cenizas A. P. F.

Ahora, un mes después, ya aparecen los primeros brotes verdes. La montaña da síntomas de regeneración. Es cuestión, eso sí, de tiempo y paciencia. Pero hay especies vegetales que ya reverdecen y motean de esperanza las 12.150 hectáreas que ardieron en el interior de la Marina Alta y el Comtat. Los palmitos ("margalló") ya están echando hojas verdes. Las puntas están calcinadas, pero brotan nuevas palmas. Esta especie es sorprendente. Su tronco está totalmente carbonizado (permanecerá así durante años), pero los palmitos están vivos y han sobrevivido al fuego. Los aladiernos y los lentiscos, a poco que hayan mantenido hojas verdes, también se recuperan con rapidez. Además, han germinado numerosas esparragueras.

El lentisco es uno de los primeros arbustos que se recupera A. P. F.

No es, claro está, una explosión de vida. Pero sí hay indicios de que la montaña vuelve a respirar. Los vecinos de estos pequeños pueblos del interior de la Marina Alta, se aferran a ese incipiente reverdecer. En la Tendeta de la Vall d'Ebo (una panadería y tienda de comestibles que da vida a este municipio en riesgo de despoblación), su dueña, María Isabel Mateu, se agarra también a ese atisbo de esperanza. En la pizarra en la que todos los días lanza un mensaje a sus vecinos, ha escrito hoy: "La vida en color verde es más bonita". El verde asoma tímido en las cenicientas montañas, pero el paisaje desolado ya empieza (muy poco a poco, eso sí) a renacer.

El esperanzador mensaje escrito en La Tendeta de la Vall d'Ebo A. P. F.

Los palmitos, aunque tienen el tronco carbonizado, ya echan hojas verdes A. P. F.

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