El mar ha sido un gran aliado en la campaña turística. Los días de calma se han sucedido. El agua era como un espejo. Ha apretado el calor. Y lo más refrescante ha sido darse un chapuzón en las tranquilas aguas de la Marina Alta.
Tan apacible en lo marítimo ha sido el verano que no fue hasta ayer domingo cuando en calas como la de la Granadella de Xàbia se izó por primera vez la bandera roja. El temporal y la marejada (también las fuertes corrientes de resaca) obligaron a los socorristas de la Cruz Roja a colocar la bandera que prohibe el baño. Había mala mar en toda la Marina Alta.
Eso sí, también ayer acudieron numerosos turistas a la Granadella. Se conformaron (y no es poco) con tomar el sol y con refrescarse un poco en la orilla. La resaca era muy fuerte. Y aprovecharon para tomarse fotografías. El mar enfurecido es también muy fotogénico.
También fue ayer el primer día en el que no se echaron a la mar decenas de aficionados al kayak o a la tabla de paddle surf. La buena mar de todo el verano ha favorecido estas actividades acuáticas.