"Nos hace muy felices este homenaje. Para Álvaro, Dénia fue su casa. Dénia es nuestra casa". Carmen Baraja, la viuda de Álvaro de Luna, se ha confesado esta tarde "emocionada y nerviosa" en el homenaje de Dénia al actor, fallecido el 2 de noviembre de 2018 y quien se hizo famosísimo ("en ese momento era el actor más popular de España", ha señalado uno de sus grandes amigos, el exbalocentista Juan Antonio Corbalán) al interpretar a finales de los años 70 al personaje de "El Algarrobo" en la serie "Curro Jiménez".

La palabra es el más humilde de los placeres. Y Álvaro de Luna era un entusiasta de la palabra. En Dénia se le recuerda por sus tertulias en la calle Marqués de Campo y en el Helios, en les Rotes. Esos encuentros remedaban de alguna forma las tertulias del Café Gijón, pero sin casticismo ni arrogancias. La conversación se empapaba de la luz y la tolerancia del Mediterráneo. Y allí estaba otro de sus grandes amigos, el escritor Manuel Vicent.

Uno de los fotogramas del audiovisual de homenaje a Álvaro de Luna A. P. F.

En el homenaje de esta tarde han estado su viuda y sus dos hijas, Andrea y María de Luna. "Descubrimos Dénia gracias a un amigo. Nos enamoramos de esta ciudad. Yo era de mar y de playa y Álvaro de compatir la tertulia con los amigos", ha rememorado Carmen Baraja, que ha agradecido al alcalde, Vicent Grimalt, el homenaje de hoy. "Estaremos eternamente agradecidos. Esta ciudad siempre nos ha tratado con gran calidez y cariño".

Al homenaje han asistido el director de cine Alfonso Ungría, el exjugador de baloncesto Juan Antonio Corbalán, el cantautor Luis Pastor o el presidente de la Generalitat

"El talante de nuestro padre era el de dialogar y el de compartir sus principios desde la conversación y la tolerancia", ha recordado Andrea de Luna, que ha sufrayado que su padre fue "un hombre muy comprometido".

El cantautor Luis Pastor, que ha cantado varias canciones junto a Lourdes Guerra, ha leído un poema dedicado al actor y al amigo. "La amistad lleva tu nombre: Luna de Dénia", ha afirmado.

María de Luna y Carmen Baraja, hija y viuda del actor, en el homenaje A. P. F.

El centro social se ha llenado para recordar a un intérprete que comenzó como especialista. Una de sus primeras películas fue "El hijo del capitán Blood", que se rodó en Dénia. Durante esos días se desató una gran tormenta (lo que hoy se conoce como gota fría). Álvaro de Luna relataba que la calle Marqués de Campo se inundó con un metro de agua y que esa circunstancia se aprovechó para recrear en la película un devastador ciclón tropical.

El actor tiene una extensísima filmografía. Manuel Vicent siempre le decía que había seguido el mismo camino que Burt Lancaster, que primero fue especialista y luego se convirtió en un gran actor. A Álvaro de Luna este piropo le enorgullecía, claro está.

Al homenaje han asistido, además del citado Luis Pastor, el director de cine Alfonso Ungría, el exjugador de baloncesto Juan Antonio Corbalán o el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig.

Fotograma de la serie "Curro Jiménez". El papel de "El Algarrobo" dio gran popularidad al actor A. P. F.

Se ha proyectado un audiovisual, realizado por Toni Reig y Romu Soler, en el que los amigos del actor trazan su perfil. Las anécdotas son estupendas y queda muy claro que Álvaro de Luna sentía un apego muy especial por Dénia. Los primeros veranos los pasó la familia en el hotel Los Ángeles. Cristina Sellés, la dueña de este establecimiento familiar, es una de las entrevistadas. "No venían a un hotel. Venían a su casa", afirma.

Álvaro de Luna se movía por Dénia en una motocicleta. El homenaje ha comenzado con un montaje inspirado en la secuencia de "Caro Diario" en la que Nanni Moretti recorre Roma en su vespa. Álvaro también callejeaba con su motocicleta. Sin prisa. Y sin prisa acudía a conversar y a disfrutar de esas tertulias felices en la calle Marqués de Campo y en el Helios. Los vecinos de Dénia veían a "El Algarrobo" y de reojo espiaban esas conversaciones apacibles e inteligentísimas. El actor era muy culto y, lo mejor de todo, no se daba tono. Lo dicho: la palabra es el más humilde de los placeres.