Luz y vida. Llombai, el pueblo de la Vall de Gallinera que había quedado deshabitado, vuelve a tener vecinos. Se quedó desierto cuando en la década de 1970 murió Stefan Gregor, conocido como 'l'alemà de Llombai', en "extrañas circunstancias. Ahora vuelve a haber vecinos. Y ha regresado la luz. La metafórica y la real.

El ayuntamiento apuesta por la sostenibilidad energética. Llombai estaba deshabitado. No hacía falta iluminarlo. Pero con la llegada de nuevos vecinos era imprescindible que las calles escaparan de la total oscuridad. Se han instalado farolas solares. Se hace la luz en el presente y el futuro de Llombai.

Las farolas iluminan Llombai Levante-EMV

El consistorio está apostando por renovar las farolas y hacerlas más eficientes. Ha cambiado las bombillas del alumbrado público y ha colocado led. El consumo de luz se ha reducido en un 60 % anual. Se han instalado paneles solares enel edifico del ayuntamiento. Se logra un autoconsumo del 26 % al año. Además, se han mejorado las potencias de la red de suministro de agua del pozo de Benialí y de la bomba de impulsión de la Carroja. Estas medidas suponen un ahorro para el ayuntamiento. Además, se reducen las emisiones a la atomósfera de CO2.

El consistorio también trabaja en poner en marcha una comunidad energética local. La primera fase es la de la creación de una instalación fotovoltaica que suministrará energía a los núcleos urbanos de Benissivà, Benitaia y Benialí.

La luz se abre paso en la Vall de Gallinera. El pueblo lucha contra el fantasma de la despoblación. Llombai, el núcleo que recupera la vida, es un destello. Hay esperanza.