Itinerarios de memoria: bombardeos, represión y guerra (también esperanza) en la Dénia cotidiana

La historiadora Teresa Ballester y la archivera Rosa Seser presentan la guía que rescata la historia silenciada por la dictadura

Antigua fotografía del barrio marinero y del castillo de Dénia.

Antigua fotografía del barrio marinero y del castillo de Dénia. / Levante-EMV

A. P. F.

La archivera de Dénia Rosa Seser cuenta que todavía hay quien cree que esa obra hercúlea de excavar un túnel en la berroqueña piedra del montículo sobre el que se alza el castillo se hizo con el solo propósito de que los vecinos pudieran pasar de un lado a otro de Dénia. Es un ejemplo de desmemoria histórica. La dictadura franquista (como todos los totalitarismos) realizó una obstinada destrucción de la verdad y la memoria. Silenció la historia.

El túnel, de 200 metros de longitud, se abrió durante la Guerra Civil y fue el gran refugio antiaéreo de la ciudad. Cientos de vecinos corrían a refugiarse en este lóbrego pasadizo cuando las sirenas alertaban de que la aviación franquista volvía a lanzar sus mortíferos ataques. Dénia sufrió 37 bombardeos que mataron a 32 vecinos e hirieron a más de un centenar.

Rosa Seser y Teresa Ballester durante la presentación de "Itineraris de la memòria democràtica. Dénia"

Rosa Seser y Teresa Ballester durante la presentación de "Itineraris de la memòria democràtica. Dénia" / A. P. F.

Esa historia de los bombardeos y también la de la guerra y la represión sale ahora a la luz en "Itinerarios de la memoria democrática". Los edita la Comissió Cívica d'Alacant per a la Recuperació de la Memòria Històrica. La guía de Dénia la han escrito Rosa Seser y la historiadora Teresa Ballester. Propone un recorrido sosegado por la Dénia de hoy, la Dénia cotidiana. Las autoras consiguen que el lector y caminante viaje a la Dénia de los años 30 del siglo XX, a la ciudad de 13.063 vecinos que recibió con los brazos abiertos a la República (una gran manifestación recorrió la calle Marqués de Campo), que durante la guerra fue castigada despiadadamente por la aviación franquista (la guía rescata la "libreta marítima" de José Avargues, un adolescente de 16 años que murió en uno de esos bombardeos) y que luego sufrió la barbarie y la represión franquista (en el paredón del cementerio, donde todavía se ven los impactos de las balas, se asesinó a 49 republicanos).

La proclamación de la República el 14 de abril de 1931

La proclamación de la República el 14 de abril de 1931 / Levante-EMV

En esa historia terrible también hay retazos de esperanza. La guía rememora, por ejemplo, la solidaridad de los hospitales republicanos y del hogar sueco de Dénia.

Las autoras descubren hechos muy poco conocidos como que durante la guerra se le cambió el nombre a la calle Marqués de Campo. El 17 de septiembre de 1936 pasó a llamarse calle de José Roselló Sivera, que fue el primer miliciano de Dénia que murió luchando contra el ejército golpista (falleció en el frente de Extremadura). Rosa Seser y Teresa Ballestar localizan en un solar donde ahora se alza una finca, solar que está próximo a la plaza Valgamediós, el campo de concentración España, donde la dictadura franquista encerró a 1.905 republicanos.

La ruta principal transcurre por las calles de Dénia y se hace a pie. Parándose a leer y a rememorar todos los espacios con historia, se completa en dos horas y media. Las autoras también proponen visitas al cementerio, a las ruinas de las baterías de costa de la Venta del Burro, en un cerro de les Rotes, a la fosa de "L'avenc del Montgó" (exaltados del "terror revolucionario" asesinaron a 21 vecinos de filiación conservadora y arrojaron sus cadáveres a esta sima) o a la Cova de les Calaveres de Benidoleig. A este último lugar, se trasladó la fabricación de armamento para protegerla de las bombas que las aviaciones nazi y fascista lanzaban sobre Dénia.

Las autoras animaron a quienes hagan este recorrido de la memoria a meterse en la piel de aquellos vecinos que corrían, aterrorizados, a refugiarse en los húmedos y oscuros refugios. Ese túnel que hoy comunica la Dénia de un lado y otro del castillo permite evocar la claustrofobia y el terror. La memoria no es algo etéreo. Está en la ciudad y hay que sacarla a la luz con guías como la editada ahora.