El genial Quijote de Schlotter llega a la cervantina Dénia

Una exposición comisariada por la hija del artista alemán muestra los grabados que creó para la lectura de Camilo José Cela del clásico universal

Sibylle, la hija del artista, entrega una medalla cervantina al concejal Juan Sapena

Sibylle, la hija del artista, entrega una medalla cervantina al concejal Juan Sapena / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Sí, es el Quijote. Eberhard Schlotter, un maestro del grabado y del aguafuerte, penetró en el espíritu del gran personaje de Cervantes. Otros grandes artistas ilustraron ediciones del clásico universal. Doré, Daumier, Zuloaga, Picasso y también Goya (dos estampas) trazaron el perfil seco y adusto del caballero de la triste figura y la figura oronda de Sancho Panza. Schlotter, un artista alemán que en 1956 se estableció con su familia en Altea, ilustró el «Quijote. Lectura de Camilo José Cela», obra publicada en 1981.

El genial Quijote de Schlotter llega a la cervantina Dénia

El premio Nobel de Literatura Camilo José Cela y el artista alemán / Levante-EMV

Los grabados y aguafuertes del «Quijote» de Schlotter, quien falleció en 2014, han llegado ahora a Dénia. Se exponen en el Centre d’Art de l’Estació. La comisaria de la muestra es su hija, Sibylle, quien el viernes, en la inauguración, se preguntaba en voz alta y todavía con cierta sorpresa cómo pudo su padre «expresar la realidad y el sueño (esa dualidad de Don Quijote) en cada grabado».

El genial Quijote de Schlotter llega a la cervantina Dénia

Uno de los magníficos grabados / alfons padilla. dénia

Ese es el efecto. El artista alemán logró retratar de forma genial al personaje. «Fue fiel al texto de Cervantes y reflejó el paisaje austero de la Mancha. Hay, además, tensión entre la mirada de Don Quijote y de Sancho Panza», explicó el artista de Pedreguer Ramón Pérez Carrió, quien recalcó la maestría de Schlotter para el grabado.

Las láminas son extraordinarias. Dénia le saca lustre a su condición de ciudad cervantina. Es un hecho histórico contrastado por diversos estudiosos que el novelista desembarcó en 1580 en esta ciudad tras su cautiverio en Argel.

Las planchas las entregó el artista en 1984 a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, institución de la que formaba parte. En la carta que leyó entonces, destacaba su pasión por la historia y la cultura de España y su amor por Alicante y Altea. Schlotter demostró en sus ilustraciones del Quijote que comprendió perfectamente la esencia del crepuscular caballero andante.