Gata trenza el futuro de la artesanía y la «llata»

El arte y el diseño tiran de la artesanía. «Antes, en las familias, se hacía llata porque era una ayuda para la subsistencia. Ahora esta tradición tiene muchísimas posibilidades artísticas. Un joven de Gata que es diseñador de moda está creando originales tocados de llata», explica la concejala de Cultura de Gata de Gorgos, Àngels Soler.

La artesanía requiere de destreza y oficio. Si se le añade una pizca de inspiración e imaginación, la artesanía ya es arte. El movimiento del Arts and Crafts, que surgió en el siglo XIX en Gran Bretaña, ya dio valor a la artesanía o, lo que viene a ser lo mismo, las artes populares.

La llata, la tradición de trenzar el palmito, sobrevive sobre todo en Gata de Gorgos y Pedreguer. Es genuino arte popular.

«Forma parte de nuestra historia. Cuando detectamos que la generaciones de mujeres que hacía llata estaba desapareciendo, iniciamos la tarea de recuperar esta tradición en las escuelas y con talleres», advierte Àngels Soler.

Y uno de los talleres es el que el viernes tuvo lugar dentro de la programación cultural de Art al Vent, la muestra de telas que cuelgan de los balcones que atrae estos días a cientos de visitantes a Gata de Gorgos. El taller era conjunto de llata y de arte textil. El primero lo impartió Rosa Blasco, a quien su madre enseñó a urdir el palmito, y el segundo lo dirigió la artista María Muñoz.

«Mi madre hacia llata mientras veía la televisión y mi abuela mientras escuchaba la radio», comentó uno de los asistentes. Sí, esta tradición también es terapéutica. Las manos están ocupadas y se desarrolla la destreza, eso que ahora se llama la habilidad motora fina. Por contra, el móvil y las absorbentes redes sociales entumecen y exasperan.

El palmito es dúctil y resistente. Se trenza y se crean las fajas que se llaman llata o pleita y que luego se cosen para crear capazos, bolsos, alfombras, esteras... Los diseñadores de interiores y decoradores también han descubierto que la llata sirve para crear espacios singulares y con encanto. Mientras, los capazos son una excelente alternativa a las bolsas de plástico.

La llata perdura y es sostenible y ecológica. Requiere de paciencia y maña, cualidades denostadas en estos tiempos de inmediatez y vanas urgencias.