Tragedia en Benidoleig: «Fue horrible; pasamos muchísimo miedo»

La chispa de un estufa de parafina pudo originar el incendio en el que murió un residente alemán de 65 años con problemas de movilidad

La Guardia Civil ha precintado los restos carbonizados de la vivienda

La Guardia Civil ha precintado los restos carbonizados de la vivienda / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Benidoleig

Los residentes, la mayor parte alemanes que viven de continuo o pasan sus vacaciones en las casas de madera, prefabricadas o caravanas del asentamiento ilegal de Benidoleig (también toca el término municipal de Tormos), seguían ayer horrorizados. «Fue terrible. Pasamos muchísimo medio», comentó ayer una mujer que junto a su marido, ambos jubilados, charlaba con otra pareja germana que también se halla en una de las casetas. Observaban los rescoldos que todavía humeaban.

En la madrugada del sábado al domingo, ardió una de las casas de madera. Dentro quedó atrapado y murió un residente alemán de 65 años. Las llamas devoraron totalmente la vivienda.

Los vecinos coincidían ayer en señalar como origen del incendio la chispa de una estufa de parafina. También incidieron en que el residente falllecido, quien vivía de fijo con otro familiar en la casa de madera, tenía problemas de movilidad y de ahí que no pudiera escapar de las llamas.

Además, subrayaron que gracias a Protección Civil de Benidoleig y los bomberos (acudieron dotaciones de Dénia, Benissa y Benidorm) el fuego no se propagó a otras casas. Las viviendas son aquí bastante precarias. Este asentamiento se creó hace más de 20 años. Las casas ocupan pequeñas parcelas. La que ardió está junto a dos que también son de madera, una de ellas ahora deshabitada.

Esta tragedia ha sacado a la luz un problema que existe en muchos pueblos de la Marina Alta, el de las casas de madera, prefabricadas o incluso las caravanas transformadas en viviendas precarias. Las hay en zonas agrícolas (este asentamiento de Benidoleig está rodeado de campos de naranjos) y dentro de masas forestales. Este núcleo de «infraviviendas» (las habitan sobre todo jubilados alemanes que han gastado los ahorros de una vida en establecerse en la soleada Marina Alta) carece de servicios regularizados de luz y agua. Si hubiera sido un cámping legal, hubiera contado con hidrantes para apagar incendios. Los bomberos tuvieron que coger agua de pequeñas piscinas. Que es ilegal salta a la vista. Está en pleno suelo agrícola y se halla entre un barranco y el río Girona, en una zona de riesgo de inundaciones.

Promotores sin escrúpulos han engañado a los propietarios que han comprado estas precarias casas. La mayoría son jubilados y no tienen otra alternativa habitacional.

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