La piqueta demuele un chalé y una pequeña finca junto al mar en Xàbia y despeja suelo para construir

La parcela vale un potosí: está en primerísima línea de la costa del Primer Muntanyar

La parcela donde se ha llevado a cabo la demolición

La parcela donde se ha llevado a cabo la demolición / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Si no hay suelo para construir, se crea. Así funciona el urbanismo en Xàbia. Primero ocurrió en los acantilados. Los "viejos" chalés de los años 80 y 70 se echan abajo para edificar viviendas de lujo de modernísima arquitectura. A las promotoras esa estrategia les sale rentable. Los nuevos chalés colgados del abismo se venden por una millonada.

La piqueta también ha bajado al nivel del mar. En estas últimas semanas, se han demolido en el Primer Muntanyar un viejo chalé y una pequeña finca de apartamentos que estaba bastante deteriorada. La terraza del chalé se ha utilizado en los últimos años como "beach bar".

La piqueta ha liberado un suelo que vale un potosí. Está en primerísima línea de mar. Da a la carretera (con el tiempo se convertirá en paseo peatonal) y a la playa de cantos rodados. Esta parcela está próxima al núcleo del Puerto.

El Primer Muntanyar ha ido perdiendo en los últimos años la singularidad arquitectónica del primer turismo. Los chalés con arcos de tosca y torre han desaparecido. También se echó abajo en los años 80 la "Casa de la Criminala", una joya arquitectónica con valiosos "trencadís". La piqueta ha sido implacable.

Donde se hallaban esas construcciones históricas (no estaban protegidas) se han levantado edificios de apartamentos. Aquí se permiten planta baja y dos alturas. Los últimos apartamentos que se han construido se han vendido por un millón de euros. La vista cotiza. Y tener la garantía de que nadie te la va a quitar sube todavía más el precio desorbitado de la vivienda en Xàbia.

Hiperurbanizado litoral

Encontrar suelo en el hiperurbanizado litoral de Xàbia es imposible. Pero la piqueta reduce a escombros la palabra imposible. Allí donde hay un viejo chalé, donde se adivina un desconchón, una grieta, un jardín un poco descuidado o una piscina con verdín hay una oportunidad de negocio para unas promotoras que se han especializado en detectar a propietarios entre la espada y la pared. Han heredado un chalé repleto de recuerdos, pero mantenerlo es un pozo sin fondo. El dilema se resuelve pronto. La nostalgia no paga facturas.

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