Despejan suelo para seguir construyendo en el acantilado de Ambolo de Xàbia

Las promotoras han convertido en rutina lo de buscar "viejos" chalés para echarlos abajo y levantar casas de arquitectura de vanguardia que venden por millonadas

La parcela corona el acantilado y se asoma al abismo

La parcela corona el acantilado y se asoma al abismo / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Si no hay suelo, se inventa. Semana sí y semana también, se tira un "viejo" chalé en primera línea en Xàbia. "Viejo" es que se edificó en los años 80. El urbanismo de los chalés de lujo de moderna arquitectura reniega de los arcos, los porches y los tejados. Eso ya no se estila. Las promotoras buscan esas casas, que no hace tanto eran el no va más de la llamada "estética Xàbia", para comprarlas y despejar a toda prisa la parcela. La piqueta funciona a destajo. Y en los acantilados, convertidos en pedestales en los que levantar flamantes chalés, esa actividad de demoler para luego construir es más frenética.

Ahora se ha despejado otra parcela que corona el acantilado de Ambolo. Esta zona es una de las más cotizadas. Los chalés se asoman al abismo. Los dueños de estas viviendas tienen un poco la sensación de vivir en el aire. Nada se interpone entre ellos y ese horizonte intensamente azul del mar y el cielo. Esos nuevos chalés se venden, claro, por una millonada. A las promotoras les sale rentable comprar chalés antiguos para demolerlos. Hay que tener olfato para detectar propiedades cuyos dueños, en muchos casos jubilados extranjeros, aceptan vender si surge una buena oferta.

Otra imagen de la parcela que se ha despejado para construir un nuevo chalé

Otra imagen de la parcela que se ha despejado para construir un nuevo chalé / A. P. F.

La construcción en los acantilados se sigue abriendo hueco. Es un segmento urbanístico que incluso en plena crisis de la burbuja inmobiliaria funcionó como un tiro. La única crisis que temen las promotoras es la de quedarse sin suelo. Y la van capeando.

Hace unos años, cuando se hablaba de la disciplina urbanística en Xàbia, se daba por hecho que todo era legalizable y que nunca se tiraría un chalé. Demoler generaba, según los defensores del progreso a ultranza, inseguridad en los inversores y mala imagen turística. Curiosamente, al final han sido las propias promotoras las que han echado mano de la piqueta. Se tiran chalés. Y tanto. Pero para despejar suelo y construir más y más.

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