Arte

Teulada Moraira da vuelo a las grandes esculturas

Contará con obras de creadores tan influyentes como Antonio López y Víctor Ochoa

La figura en escorzo del Gigante de Sal

La figura en escorzo del Gigante de Sal / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Es cultura. Escultura. Las palabras también se pueden esculpir y modelar. También tienen cuerpo y volumen. Teulada Moraira es cultura. Y apuesta por el arte de la escultura. El Gigante de Sal, de Coderch y Malavia, símbolo del renacimiento (su inauguración, con la danza japonesa Butoh, fue impactante), ha abierto un camino. Impresiona. Se halla en la explanada del Castell, en Moraira. Los vecinos y visitantes están seducido por el magnetismo de la escultura monumental. Y tras el Gigante de Sal llegarán otras grandes obras artísticas. Y las crean artistas excelentes. Uno de ellos es Antonio López, un extraordinario creador hiperrealista. El director de cine Víctor Erice plasmó en la película «El sol del membrillo» el proceso de creación de Antonio López. Otra de las esculturas es de Víctor Ochoa, autor de extraordinarios bustos de bronce. Su dominio de la anatomía es total.

Estas obras están muy en la línea del Gigante de Sal. Son realistas. Conmueven.

Paisaje colosal

La escultura transforma el paisaje. El mejor ejemplo es el de la explanada del Castell de Moraira. Todo ha cambiado desde que ese coloso que dibuja con su cuerpo un complicado escorzo llegó a este emplazamiento.

«Existirá un vínculo entre cada escultura y su entorno. Queremos incluir el arte en la cotidianidad», ha destacado la concejala de Cultura y Turismo, Verónica Martínez.

Es cultura. Escultura. Este ambicioso itinerario atraerá a numerosísimos visitantes.

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