"Lo queremos vivo": la vigencia del maestro y cura de Xàbia Antoni Llidó a los 50 años de su asesinato

"Me quedo con la sonrisa de Pepa; todo se resume en esas ganas de seguir recordando y reivindicando a su hermano"

Chus San Pedro, quien ha guiado a los visitantes de la exposición en la Fundació Cirne, destaca el torbellino de emociones: "Hay quien ha bailado y quien ha llorado. Y, a través de la experiencia de todos, hemos descubierto nuevas facetas de Antoni Llidó"

Los jóvenes del grupo de teatro de Fina Doménech observan uno de los paneles

Los jóvenes del grupo de teatro de Fina Doménech observan uno de los paneles / Levante-EMV

Alfons Padilla

Alfons Padilla

La memoria es el único camino para vencer al tiempo, ese otro tirano. Pero vencer quizá no es el verbo. Antoni Llidó, el maestro y cura de Xàbia asesinado hace 50 años en Chile por la dictadura de Pinochet, hubiera preferido la palabra convencer, que es la victoria colectiva, el triunfo de la palabra. Pero esta exposición ha sido más que memoria. Todos los que la han visitado, incluso quienes no sabían casi nada del cura revolucionario (la educación es la auténtica revolución), han rememorado e imaginado a Antoni Llidó, todos han ayudado a descubrir nuevas facetas del maestro y sacerdote, todos, como destaca Chus San Pedro, han dado sentido a ese verso del "Tango de las madres locas" de Carlos Cano que proclama: "Con vida se los llevaron y con vida los queremos". Y esa forma de hacer memoria, memoria sin solemnidades, memoria humilde y del pueblo (de Xàbia, Balones, Quatretondeta y de allende los mares, de Quillota, Valparaíso y Santiago)... sí, esa forma de hacer memoria derrota a los tiranos.

Chus San Pedro ha abierto las puertas de la Fundació Cirne, de la sala donde desde el pasado 19 de octubre hasta el 25 de enero ha estado la exposición "Antoni Llidó, sacerdote y maestro". Ha vivido el torbellino de emociones. Ha guiado a quienes no sabían nada de Llidó. Ha escuchado a quienes lo conocieron. Ha compartido con la familia esa percepción de que la memoria es también justicia y que a Antoni Llidó "lo queremos vivo", vivísimo en los recuerdos que son como piezas de un puzle que van dando la dimensión y vigencia de este maestro que, allí donde lo enviaba la jerarquía eclesiástica (fue un cura enfrentado al poder), se las ingeniaba para hacer la revolución auténtica.

Visita de Amics del Museu de Xàbia (AMUX) a la exposición en la Fundació Cirne

Visita de Amics del Museu de Xàbia (AMUX) a la exposición en la Fundació Cirne / Levante-EMV

"En las mesas redondas se ha insistido en que la gente de los partidos clandestinos de esos años (los del tardofranquismo) en València coincidía en que en dos pequeños pueblos, en Balones y Quatretondeta, se estaba haciendo la revolución, que allí se estaban creando espacios de vida cultural, de cooperación y de educación", advierte Chus.

"Me quedo con la sonrisa de Pepa (la hermana de Llidó y quien inició el proceso judicial que fue clave para que se detuviera a Pinochet en Londres, un hito en la justicia universal)", destaca Chus San Pedro. "Esa sonrisa resume las ganas de seguir recordando y reivindicando a Antoni".

Los paneles de la muestra, creados por la Fundació Cirne, explican perfectamente la trayectoria y trascendencia del maestro y sacerdote. Francesca Gil, Amadeu Ros y Andreu Ros han conducido las visitas de escolares y de diversos colectivos. La exposición se apartaba de lo habitual. Era inmersiva, pero de una manera muy singular. Chus llevó su equipo de música y puso vinilos de Víctor Jara, Violeta Parra, Quilapayún o Inti-Illimani, cantantes y grupos de la nueva canción chilena. Mientras, las láminas de "Creadors valencians pels drets humans" también formaban parte de una muestra que sacaba a la luz cartas y documentos del legado de Antoni Llidó, legado que perteneció a la Associació Cultural Antoni Llidó y que ahora custodia la Fundació Cirne.

Chus recuerda que la sonrisa de Pepa también expresaba las emociones que desataba la exposición. La propia Pepa subrayó que lo que allí se sentía lo expresaba muy bien la canción "Gracias a la vida", de Violeta Parra. "La canción habla de que la vida da el llanto y da la risa. Aquí, han venido vecinos de Balones y Quatretondeta que han bailado el "Sirtaki". Aquel baile se lo enseñó Antoni cuando estuvo en esos pueblos. Y también han venido personas mayores que han llorado. En concreto, recuerdo a un anciano al que su hijo le leía los paneles y al que se le saltaban las lágrimas".

Todas las visitas han aportado. La exposición crecía y ese sentimiento de que a Antoni Llidó "lo queremos vivo" se hacía más fuerte. Chus afirma que hubo varias visitas que generaron una electricidad especial. Cita las de Els Amics del Museu de Xàbia (AMUX), las de la escuela de formación permanente de Pedreguer o la de los jóvenes del grupo de teatro de Fina Doménech.

Que la exposición viaje de pueblo en pueblo

"Ahora lo importante es que esta exposición viaje, que se desgaste de llevarla de pueblo en pueblo". La muestra, surgida de la colaboración de la Fundació Cirne y el Ayuntamiento de Xàbia (la técnica de Cultura, Irene Buigues, ha coordinado esta "entente"), podría recalar pronto en Balones y en varios pueblos de la Marina Alta.

"Creo que todos hemos aprendido. Y, desde luego, Antoni Llidó sigue teniendo absoluta vigencia". Ese es el resumen de Chus San Pedro, quien ha abierto las puertas de esta exposición y ha visto lo poderosa que es la memoria. Antoni Llidó, el maestro, doblega a dos tiranos, al siniestro Pinochet y al tenebroso olvido. Sus valores están vivos. Su defensa de la educación, del saber y la cultura es indestructible.

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