Hay esperanza: "Próxima apertura", el cartel en un horno tradicional de Xàbia cerrado tras 41 años

Los dueños se jubilaron tras cuatro décadas de sacar adelante esta panadería del núcleo del puerto; ahora se anuncia que el negocio reabre

El cartel colocado ahora en el horno tradicional que cerró a finales de diciembre

El cartel colocado ahora en el horno tradicional que cerró a finales de diciembre / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Xàbia

Los vecinos se agarran a un clavo ardiendo. Cierran los hornos tradicionales. Ocurre en todos los pueblos. De ahí que el mínimo atisbo de que vuelve el pan pacientemente amasado y horneado con buena lumbre, el pan nuestro de cada día, ya alimente la esperanza. Los vecinos están ávidos de buen pan. Y de buenas cocas y empanadillas. Y de buenos dulces tradicionales. Los hornos son (eran) un negocio que habitualmente estaba a la vuelta de la esquina. Cuando bajan la persiana, dejan un gran vacío en el barrio y en el pueblo.

Un cartel, basta un cartel. Un cartel enciende la esperanza. Los vecinos se agarran a ese anuncio de "próxima apertura; hasta pronto", y desean que el "hasta pronto" sea mañana mismo. Pero, de momento, no se sabe la fecha de la reapertura de este negocio tradicional de Xàbia, cerrado tras 41 años al jubilarse sus dueños, Amparo y Juan. Merecido descanso. En esos últimos días de actividad, ya comentaban a sus clientes de siempre (lo comentaban a media voz y sin lanzar las campanas al vuelo) que quizá un nuevo panadero se podía hacer cargo y poner de nuevo en marcha un horno que tanta falta le hace a un barrio, el del puerto, y a un pueblo.

Una brizna (o miga) de esperanza

El cierre de la panadería Peiró se sumó al de otros comercios de proximidad. Ese tejido de tiendas a pie de calle declina. En Xàbia ya quedan poquísimos hornos. Comprar el pan de cada día, pan elaborado artesanalmente y de buena masa, es cada día más complicado. De ahí que esa brizna (o miga) de esperanza ya genere ilusión. Los negocios tradicionales suelen cerrar para siempre. Pero eso puede revertirse. Una reapertura esa casi mejor síntoma que una apertura. Es una segunda oportunidad para comercios que sus dueños han sacado adelante durante décadas.

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