La fascinación del brutalismo: la arquitectura del "menos es más" en Xàbia
El hormigón crudo y la apabullante "sinceridad constructiva" definen un estilo original en medio de la confusión y el batiburrillo de la construcción actual
Una asombrosa realidad: la iglesia del puerto, hito del brutalismo, carece de protección

Este edificio de la playa del Arenal es también un notable ejemplo de la arquitectura brutalista en Xàbia / José Hevia

Un reportaje de Levante-EMV sobre los hitos del brutalismo en Xàbia, a propósito de que este estilo arquitectónico está en boca de todos (al menos en boca de los cinéfilos) tras el impacto de la película "The Brutalist", del director Brady Corbet y protagonizada por Felicity Jones y Adrien Brody, ha agitado el debate sobre la función social y estética de la arquitectura en un municipio, Xàbia, donde se construye muchísimo y donde todo parece confusión y batiburrillo. Y, curiosamente, tanto desbarajuste provoca que las modas pasajeras (ahora los chalés supuestamente modernos) borren lo anterior e impongan líneas repetidas y tediosas. Se echa en falta originalidad. Y el brutalismo, esa escuela del hormigón crudo y la apabullante "sinceridad constructiva" (expresión que utilizó el arquitecto Fernando M. García Ordóñez para referirse a la iglesia del puerto, que diseñó junto a su socio en GO-DB Juan María Dexeus Beatty), sí ha dejado genuinos ejemplos de originalidad en Xàbia.

La finca de 2010 del Arenal de Xàbia / José Hevia
Uno, ya citado en el reportaje sobre la arquitectura del "béton brut" iniciada por Auguste Perret y Le Corbusier, es el edificio de cuatro viviendas de la playa del Arenal de Xàbia (avenida de la Llibertat). El encargo data de 2010. La parcela abraza 595 metros cuadrados. Fue un reto para los arquitectos David Zapatero, Alfredo Burguera y Francisco Díaz. Su sencillez maravilla. En este litoral de apartamentos insustanciales, sin pizca de gracia, esta construcción es distinta a todo.

El sorprendente interior de la iglesia del puerto: la cubierta representa el casco de un barco y la luz es cenital y entra por los lucernarios / A. P. F.
El gran hito del brutalismo en Xàbia y quizá en la Comunitat Valenciana es la iglesia del puerto, inaugurada el 3 de junio de 1967. En su momento la BBC y el New York Times la descataron como icono de la nueva arquitectura religiosa junto a la catedral de Liverpool y la de Brasilia (esta última proyectada por Oscar Niemeyer). En 2017, al cumplirse medio siglo de su construcción, los arquitectos José Moragues Puga y Julio Gómez-Perretta de Mateo, el aparejador Dionis Henarejos y el ingeniero de Caminos Rafael Rueda reivindicaron la absoluta originalidad de esta iglesia, la Parroquia del Mar, y el desafío enorme que significó construirla (se utilizaron hormigoneras móviles, los encofrados fueron un extraordinario trabajo de carpintería y el hormigón sufría al principio "endiablados alabeamientos", curvaturas).

Los arbotantes que sostienen los muros y ls distintas texturas del hormigón / A. P. F.
El artículo recoge lo que iba escribiendo en sus "informes de construcción" García Ordóñez, el arquitecto que también ideó el Plan Sur de València, es decir, el inmenso jardín del Turia, o que proyectó el centro comercial de Nuevo Centro o el edificio Lanas Aragón de la calle Colón. La iglesia debía ser un lugar netamente espiritual, "sin esquinas, suave, casi sin materia; lo más parecido a la interioridad del hombre". Debía también transmitir "una gran austeridad, realzada por la sencillez de líneas y la sinceridad constructiva".
Esta obra fue "asombrosa" y "audaz" (adjetivos que le dedicó el experto que escribió sobre ella en el New York Times). Impresiona el exterior con esos arbotantes (doce pilares que representan a los doce apóstoles) que a los ocho metros se separan en tres brazos, dos que soportan el muro y un tercero que se incrusta en la pared y sostiene la cubierta. El hormigón tiene distintos acabados y texturas. Crea un efecto pictórico. Iluminado por la luz del amanecer o del crepúsculo, este material adquiere un leve matiz de fuego. Y el interior también es sorprendente. En los muros no hay vanos. Toda la luz es cenital y entra por los lucernarios. Mientras, la cubierta es el casco de un barco con cuadernas de madera de pino rojo.
Una peculiaridad que los feligreses al principio no entendían es que al templo no se entrase directamente desde la calle. Hay que recorrer uno de sus flancos y pasar por debajo de los pilares para llegar a la entrada, casi disimulada. Pronto se constató que ese "espacio itinerante" era otra extraordinaria originalidad.

Otra imagen del edificio de cuatro apartamentos de la playa del Arenal / José Hevia
La iglesia está embutida en el barrio de pescadores de Xàbia. Eso también fue un reto. El arquitecto admite que el edificio "lo metimos como pudimos".
Verdad, belleza y Mies van der Rohe
La influencia de Le Corbusier salta a la vista. No obstante, García Ordóñez reveló que el arquitecto que realmente le inspiró fue Mies van der Rohe y su máxima del "menos es más". "La verdad y la belleza son virtudes que se autentifican por sí mismas. No precisan de más", sostuvo el arquitecto de este prodigio que es la iglesia del puerto de Xàbia.
Una sorprendente realidad: este templo, cumbre de la arquitectura religiosa moderna, carece ahora mismo de protección. No está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) ni tampoco Bien de Relevancia Local. Esta última figura de protección sí se le da en el plan estructural que Xàbia todavía no ha podido aprobar.
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