Vestigios del regadío

Segària, la senda del agua

El paisaje del regadío queda allá abajo. Desde la falda de Segària se divisan los fértiles campos de naranjos de Ondara, El Verger, Pedreguer, Beniarbeig y la Rectoria. Una vieja acequia, que se usa ahora como senda, recorre la vertiente sur de esta sierra.

La acequia que surca toda la vertiente sur de la Serra de Segària y que se utiliza como senda. | A. P. F.

La acequia que surca toda la vertiente sur de la Serra de Segària y que se utiliza como senda. | A. P. F. / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Ondara

La acequia funciona ahora como senda. Es el signo de los tiempos. Por aquí corría el agua. La acequia alimentaba los campos de naranjos del valle del río Girona (en su cuenta están la Rectoria, Beniarbeig, Ondara, El Verger y els Poblets). Ahora ese vestigio de cuando se regaba a manta (luego llegó el goteo) está seco. Los excursionistas caminan por dentro de la histórica acequia. Recorren la vertiente sur de la Serra de Segària. Llegan hasta una gran balsa de riego. Allí la senda ya toma otros derroteros. Hay dos variantes. La de que lleva a la mágica cueva de Bolumini (en Sant Joan, los rayos se cuelan hasta el fondo de la gruta y la iluminan totalmente) y la que serpentea hacia la cima de las antenas. Desde la falda se divisa el horizonte verde de cítricos.

La Marina Alta del regadío queda allá abajo. Segària es la montaña de la comarca desde la que mejor se interpreta la agricultura del agua. Desde la vertiente norte, la que mira hacia València, se observa la marjal de Pego-Oliva, ahora inundada.

El fértil paisaje del regadío del valle del río Girona; al fondo, el Montgó

El fértil paisaje del regadío del valle del río Girona; al fondo, el Montgó / A. P. F.

Pero Segària, «el Gegant de Pedra», es mucho más. La Cova Fosca alberga un yacimiento prehistórico. Esta montaña tiene mucha historia. En su cima está el poblado íbero. Los muros de sillares de piedra impresionan.

Castillo islámico

Y también cerca de la cumbre, parapetado en el abrupto peñasco, se halla el castillo islámico del siglo XII. Queda poco de la antigua fortaleza, apenas unos muros y un tramo de bóveda. Fue un castillo arriscado, inexpugnable. También mira hacia el norte, hacia la llanura del golfo de València. Es una atalaya perfecta para controlar un vastísimo territorio.

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