Tiempo de cerezas, días de poesía: Empar Ferrer es poeta (gran poeta) en su tierra

Profetas, profetas, profetas. ¡Qué empacho de profetas! Y lo que el mundo necesita, lo que pide a gritos es poetas, poetas, poetas. La rebeldía es un verso: "Eres dàlia dorment al jardí invisible... / No deixes mai de buscar la llum". Es de Empar Ferrer, de su libro "El roig humit de les cireres". Lo presenta en la biblioteca del Poble Nou de Benitatxell, su pueblo. No cabe un alma. Empar es poeta en su tierra. Y eso es decir que es poeta de verdad.

"Sus poemas conmueven, estremecen. Y lo logra con un lenguaje sencillo, vivo y depurado. Y eso es la poesía", destaca Carles Mulet. Carles y Òscar Soria, concejal de la Vall de Laguar, coinciden en que "El roig humit..." emana "pasión, sensualidad, erotismo". El poemario ganó el III Premi de Poesia Cavall de Laguar. Estos galardones literarios son ahora mismo los de más nombre de la Marina Alta junto a los 25 d'abril de Benissa.

El público se emociona. Siente esa sacudida íntima de la poesía. Los versos de Empar llegan al alma. Ella es poeta en su tierra.

Pero ¿qué es la poesía? Es quizá una forma de mirar el mundo. Sin embargo, esta definición no es del todo cierta. Algo chirría. Y lo que falla es la palabra "forma". Porque la poesía no es forma sino esencia, sustancia, tuétano, raíz. La poesía es esencia de mirar el mundo. Y mirarlo desde muy adentro, desde el alma, la pulpa y la carne. Empar es poeta de una pieza. De una pieza y de infinitos versos. Poeta hasta la médula.

Las cerezas, las granadas (artefactos poéticos de racimo), los higos, las fresas, las rosas, las dalias... son poderosos símbolos poéticos. "Es sorprenent el fet d'una cirera". Es un verso de Estellés al que alude Carles Mulet para subrayar la plenitud y perfección de este fruto, su carnosidad, su restallante y crujiente pulpa. Las incitantes cerezas: "Amb els llavis / del roig humit / de les cireres / t'espere, amor". Esos versos de Empar le evocan a Carles el erotismo del "Cantar de los Cantares". "El roig humit..." es íntimamente voluptuoso. Es poesía frágil y efímera como esa "rosa que no vols que es desfulle". Es la insinuante y "ansiosa magrana clavillada de desig". Y este último verso de Empar remite a aquel de "Els fruits saborosos" de Josep Carner: "Flamejants magranes /que, ben ferides, llencen un xàfec de robins".

La rebeldía

La rebeldía en estos tiempos oscuros de profetas ("profetas y santos en la vacuidad del mundo": Pessoa) es este acto humilde de poesía, esta biblioteca llena de almas, almas estremecidas, estos versos de "golafre nuesa" (alguien lanza esta maravillosa definición) de Empar Ferrer.

La rebeldía es que Carles Mulet nos descubra la canción "Le temps des cireres" ("El tiempo de las cerezas") de la Comuna de París de 1872, un trágico canto de coraje y libertad.

Tiempo de cerezas, días de poesía. Acaba el acto. Y todos, todas las almas, salen ávidos de leer "El roig humit..." y de escuchar la versión del cantautor rosellonès Joan Pau Giné de "El temps de les cireres": "Cireres d'amor de roba vermella / vessant pel fullan com gotes de sang..."