Parkings disuasorios y enfangados

Un barrizal y un lago: el problema encharcado de aparcar en Dénia

Los aparcamientos disuasorios de Dénia, situados en el extrarradio, persiguen que los coches no se metan en la ciudad. Están a un paso de todo. Pero ahora son disuasorios por el barro. Se han convertido en lodazales. El aparcamiento es un problema encharcado, embarrado. Se lleva mal con la lluvia.

El aparcamiento del Bosc de Diana, la gran bolsa de estacionamiento de Dénia, se ha convertido en un lodazal. | A. P. F.

El aparcamiento del Bosc de Diana, la gran bolsa de estacionamiento de Dénia, se ha convertido en un lodazal. | A. P. F. / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Dénia

Disuasorios, sí, pero en otro sentido. Al final, después de dar vueltas para aparcar, los conductores se atreven a meterse en el barro. ¡Qué remedio! El aparcamiento en Dénia es arena movediza, un problema encharcado. Las lluvias de las últimas semanas han convertido en un barrizal el gran parking de la ciudad, el del Bosc de Diana. Mientras, otro aparcamiento muy utilizado, situado en el extremo norte, en la calle de Els Furs y ahora repleto de caravanas, es un lago. Recupera su naturaleza de marjal. Las caravanas asemejan palafitos, casas elevadas sobre el agua (en este caso no con estacas, sino con las ruedas).

El aparcamiento de la calle de Els Furs, en el inicio de les Marines, encharcado

El aparcamiento de la calle de Els Furs, en el inicio de les Marines, encharcado / A. P. F.

Ha llovido de lo lindo en las últimas semanas. En Fallas, Dénia bulle. Llegan visitantes de toda la Marina Alta, de comarcas vecinas y de València. Se enfrentan a la odisea del aparcamiento. Dénia ha acertado al intentar que los coches no se metan en la ciudad, que no saturen las calles y avenidas. Eso es lo que persiguen los aparcamientos disuasorios. Hay tres mil plazas públicas en el extrarradio. Y todo queda a mano. A un paso. Dénia, una ciudad llana (solo el castillo está cuesta arriba, y es una subida tendida) es ideal para caminar. La movilidad sostenible es más que peatonalizar calles. Es fomentar también que se camine, que se persuada a los vecinos y visitantes que eso de aparcar en la puerta de casa o de allí a donde se va es perder la oportunidad de estirar las piernas y de vivir la ciudad paso a paso.

Charcos y socavones

Pero esa buena solución de los aparcamientos disuasorios se lleva mal con la lluvia. Asfaltar los parkings no es ni mucho menos el remedio. La tierra traga el agua. El asfalto, no. La gran bolsa de estacionamiento del Bosc de Diana se suele «alfombrar» de tanto en tanto con gravilla. Así se evita que se cree, cuando llueve, un enorme lodazal. Pero la gravilla se va perdiendo con el tiempo. Y no solo se forman charcos, sino también desniveles y socavones.

Mientras, el aparcamiento de la calle de Els Furs, en el inicio de les Marines y también a un paso de todo en Dénia, arrastra el problema de que se halla en una zona inundable, en un antiguo marjal. No es el barrizal de tierra roja del Bosc de Diana. Se convierte en un lago. A los turistas de las caravanas, cuando salen de sus casas sobre ruedas, el agua les llega por los tobillos.

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