La fascinante cueva del Moraig: los espeleobuceadores se adentran 3 kilómetros y exploran de una tirada 260 metros ignotos

Han llegado por la sobrecogedora gruta sumergida casi a la altura (pero por las profundidades) del núcleo urbano del Poble Nou de Benitatxell

Eliseo Belzunce emerge tras regresar de los tres kilómetros explorados del río subterráneo

Eliseo Belzunce emerge tras regresar de los tres kilómetros explorados del río subterráneo / Levante-EMV

Alfons Padilla

Alfons Padilla

El Poble Nou de Benitatxell

Esta es una frontera nunca traspasada. Territorio ignoto. Los espeleobuceadores del Grupo de Exploración Moraig han regresado ahora a esa fascinante cueva sumergida que tiene su entrada en la Cova dels Arcs, en la cala del Moraig del Poble Nou de Benitatxell. Cada nuevo metro es una proeza. Por hacer un símil: cada metro es como un paso de Amundsen al pisar por primera vez el polo Sur, de Hilllary al coronar el Everest o de Armstrong al hollar la Luna. Esta cueva del Riu del Moraig o del Riu Blanc evoca esas grandes exploraciones.

Eliseo Belzunce y Vicente Gil, del Grupo de Exploración Moraig (GEM), y Frank Behier, que participa en una investigación de la Universitat de València sobre fauna troglobia submarina, han realizado inmersiones este fin de semana y han vuelto hoy, lunes, a adentrarse en la sobrecogedora cueva.

Eliseo muestra la cinta métrica utilizada para medir la nueva galería explorada

Eliseo muestra la cinta métrica utilizada para medir la nueva galería explorada / Levante-EMV

El Grupo de Exploración Moraig inició en 2013 la investigación de esta cavidad acuática. En ese momento, se había explorado 1.200 metros de gruta. Estos espeleobuceadores han llegado a los tres kilómetros, han "abierto" 1.800 nuevos metros. Y este domingo, Eliseo hizo de una tirada 260 metros de una galería absolutamente desconocida. Los especialistas están realizando una nueva topografía de la cueva. Y, claro, intuyen más o menos lo que hay en superficie. Ahora mismo, al sumar esos 260 metros, habrían llegado a la altura del campo de fútbol del Poble Nou de Benitatxell. Estarían a las puertas del núcleo urbano, pero muy abajo, en las entrañas de la tierra. Y eso es asombroso. Quienes conozcan la geografía del litoral poblero se pueden hacer una idea de la magnitud de esta exploración. Los espelobuceadores han superado por las profundidades la montaña del Puig de la Llorença.

Los espelobuceadores se impulsan con propulsores y llevan los equipos duplicados y hasta triplicados para responder antes las contigencias

Los espelobuceadores se impulsan con propulsores y llevan los equipos duplicados y hasta triplicados para responder antes las contigencias / Levante-EMV

"El objetivo es conocer la cueva, hacer la topografía y saber cómo funciona", ha explicado esta mañana Eliseo, antes de realizar junto a sus dos compañeros la última inmersión de esta campaña. "Con los datos que tenemos, creemos que sí, que estamos más o menos a la altura del campo de fútbol de Benitatxell".

Este experimentado espelobuceador describe esa nueva galería ahora descubierta: "Es amplia y tiene tramos de diez metros de altura y diez de anchura. En dimensiones se parece mucho al inicio de la cueva. Es cambiante, claro. Hay momentos en los que la anchura se acerca a los diez metros y la altura es de cinco metros y al revés". Esa galería entraña su dificultad. El agua tiene que estar muy clara, cristalina, para que el espeleobuceador pueda abrirse paso. "Si no vemos las dos paredes, es difícil orientarnos. Pero con estas últimas lluvias, el acuífero ha recogido mucha agua y, como hace ya 20 días que no llueve, las condiciones son óptimas. Además, todavía hay corriente y eso nos ayuda también a localizar las nuevas galerías". La corriente es, de alguna forma, el hilo de Ariadna en ese laberinto de total oscuridad; ayuda a encontrar el curso del río subterráneo.

A tres kilómetros de la entrada a la cueva, el agua sigue siendo salobre. Ahora, tras las lluvias, el acuífero corre limpio, pero, cuando hay un largo periodo de sequía, en uno de los tramos se filtra agua contaminada; es como "una cloaca". Y, en esas condiciones de agua turbia y sucia, no se puede bucear.

Extrema seguridad

Esos 260 de nueva galería son avanzar muchísimo. Para llegar hasta el punto donde los espeleobuceadores penetran en territorio desconocido emplean un par de horas de buceo. Las inmersiones suelen durar entre cuatro y cuatro horas y media. Estos especialistas van preparadísimos. La seguridad es lo primero. Utilizan recicladores de aire (llevan un segundo de emergencia y si falla pueden regresar con el circuito abierto y cambiando las botellas de oxígeno que dejan en distintos puntos de la gruta). Además, se sirven de propulsores para avanzar por los pasadizos sumergidos. "Llevamos el equipo duplicado e incluso triplicado", apunta Eliseo.

La Cova dels Arcs; en su interior está la entrada al río subterráneo

La Cova dels Arcs; en su interior está la entrada al río subterráneo / Levante-EMV

Bernhard Pack, el pionero

La topografía que están realizando estos especialistas será exhaustiva. Permitirá conocer a fondo la misteriosa cueva del Moraig. Hasta ahora la topografía publicada es la que dibujó un pionero, el espeleobuceador alemán Bernhard Pack (él y José María Cortes abrieron el camino). "Bernhard es un ídolo para nosotros. Lo que hizo fue una absoluta barbaridad. Con los medios que tenía en aquella época, los años 90, su exploración tuvo un mérito enorme", recalca Eliseo Belzunce.

El espeleobuceador alemán fue un apasionado de la gruta del Moraig. Perdió la vida en una inmersión en 1992.

Los integrantes del Grupo de Exploración Moraig tienen a Bernhard Pack como un referente. Se ha adelantado muchísimo en seguridad y tecnología. Cuando los actuales exploradores publiquen la topografía de esos tres kilómetros recorridos, de esa frontera a la que ganarle un metro es una hazaña, todavía cobrará más valor la investigación que el alemán realizó hace más de 30 años. Esta cueva es fascinante. Un mundo subterráneo. Un mundo sumergido.

Tracking Pixel Contents