La moscatel y el moscatel, la dulce y deliciosa uva y el gran y complejo vino de la Marina Alta
“Terra Moscatell”, la gran feria de vinos del Mediterráneo de Els Magazinos de Dénia, llama al activismo, a descubrir las bodegas de la comarca y el histórico paisaje vitivinícola y a pedir en los restaurantes blancos, tintos y brisados de un territorio de pura cepa

Tono y Mara Bañó prueban uno de los vinos de la feria "Terra Moscatell" / A. P. F.

Activismo. El vino de la Marina Alta es revoltoso y un punto rebelde. Y delicioso. Camina hacia la ecología y la filosofía del vino natural. No hay química. Y de ahí que achispe lo justo. Estos vinos son felices. También complejos, sí. Pero felices. No hay ni pizca de dramatismo. Ni migrañas. Son luminosos.
El moscatel es “un diamante en bruto”, afirma Tonet, de la bodega Caseta Vinamar, de Gata. Los bodegueros no hacen experimentos con gaseosa. Lo que buscan es esa magia de la sinestesia, que el primer sorbo ya evoque la “terra de moscatell”, un territorio bellísimo (escarpado, de heroica agricultura de secano y bancales de “pedra seca”), un territorio de pura cepa.
Y tanto que de pura cepa. Aquí, en el Montgó, en Benimaquia, ya había lagares y se elaboraba vino hace 2.600 años.

Javier Calvo, Marina Vega, Luis Silvestre y Mara Bañó, en la feria de Els Magazinos / A. P. F.
Activismo. Esa es la palabra. Mara Bañó, de la bodega Les Freses, en Jesús Pobre, en el valle del Montgó, llama al activismo. Junto a Luis Silvestre, de Melicatesen, artífice del “Passaport de Cellers de la Marina Alta”, pide que los comensales que acuden a los restaurantes de la comarca, tras mirar y remirar la carta de vinos, llamen al hostelero y le pregunten: “¿Y los vinos la Marina y de Alicante? ¿Dónde están?”
Sí, la gastronomía presume de producto de proximidad, de territorio, de cocina honesta (la de “al pan, pan y al vino, vino”) y luego, a la hora del vino, a la hora de la verdad, las cartas son un páramo, una meseta, ni rastro de los riquísimos matices del moscatel y de las otras variedades del “terroir” de la comarca.

Jérôme Chesnot, el defensor del vino natural que ha acuñado la genial frase "raïm i au!" / A. P. F.
Activismo. Hay que descubrir las bodegas y recorrer el histórico paisaje vitivinícola. Al saborear los blancos, tintos y brisados (estos últimos de tonalidad dorada al macerarse el mosto con sus hollejos; los de Joan de la Casa de Benissa son extraordinarios), uno ya se figura que tiene ante sí las terrazas de viñedos. Frescura, leve acidez, tenue dulzura, una reminiscencia salina, notas florales (jazmín, azahar) y frutales… paisajes sugeridos por el vino.
Y todo empieza aquí, en este mercado, en Els Magazinos de Dénia, en el mercado de las estaciones. Las estaciones remiten a los productos de temporada, a “la cuina de territori”. Y la estación es el lugar de partida y de llegada. Este mercado es gastronómico y cultural. Y es el lugar donde empiezan tantos y tantísimos viajes. El de este sábado fue el de “Terra Moscatell”, la gran feria (es la cuarta edición y cada año tiene más tirón) de los vinos del terruño.

La parada de Caseta Vinamar, una bodega situada en Gata / A. P. F.
Mara Bañó propone el ejercicio de colgar en casa el mapa de la Marina Alta y aprovechar cada fin de semana para viajar a alguno de sus 33 pueblos. Y explorarlos. “Si no nos conocemos a nosotros mismos…” Esta comarca no tiene fin ni confín. Hay que perderse en la Marina. Perderse para encontrarse. Seguir los caminos del vino y el moscatel. Y los caminos antiguos de la pasa. En Parcent, en el Coll de Rates, culebrea una senda empedrada conocida como “el camí de les revoltes o de la pansa”. Esos caminos son como las venas de la comarca. Y fluye la savia nutritiva del paisaje, la esencia.
La moscatel, la deliciosa uva, y el moscatel, el gran vino. Jérôme Chesnot, el apóstol del vino natural (un francés que habla un valenciano con enérgico acento de Pego, donde tiene su bodega), ha acuñado una definición perfecta y esencial para el vino vino vino: “Raïm i au!” Pues eso, moscatel y punto.

El artista Ximo Canet crea paisajes del vino / A. P. F.
El “Passaport” de las bodegas es una gran idea. Una suerte de credencial compostelana. Hay que visitar los “cellers”. El feliz peregrinaje del vino. El enoturismo es una maravilla. Los viajeros quieren descifrar el paisaje y embriagarse de cultura e historia. Mara Bañó y Luis Silvestre advierten, no obstante, que “nos quieren más fuera que dentro”, que son los turistas extranjeros los que tienen claro que las bodegas guardan grandes historias. Y mira que visitar y catar vinos en estos “cellers” de la Marina es un planazo y un chollo. El precio oscila entre los 18 y 48 euros.
“Terra Moscatell” es una feria que estimula la autoestima. Activismo también es comprar estos vinos. Luis Cañizares, de Els Magazinos, afirma que con ese gesto tan sencillo se teje comunidad.

Joan de Casa, un "celler" de Benissa que elabora vinos excelentes / A. P. F.
De la alegría a granel a los vinos sutiles y elegantes
Y pioneros del activismo fueron aquellos 400 agricultores de la Vall de Pop que en 1962 fundaron la cooperativa de Xaló (hoy Bodegas Xaló). Enoturismo en ciernes. Era una fiesta probar de los toneles y del porrón los vinos y las mistelas. Alegría a granel. La bodega ha evolucionado una barbaridad. Vicent Soto destaca que hoy elaboran unos vinos sutiles y muy elegantes.
Ximo Canet crea paisajes del vino. Su dominio de técnicas como el Gyotaku le permite plasmar en los lienzos los pámpanos, los colores tintos y dorados del vino y sus aromas. En “Terra Moscatell”, Ximo imparte un taller fascinante. Los participantes se quedan perplejos cuando ven emerger del agua y la tinta representaciones vívidas y orgánicas.

El historiador Javier Calvo, autor de "Dénia y la pasa" / A. P. F.
"Dénia y la pasa"
Y Javier Calvo, el doctor en Historia que es un excelente divulgador, presenta “Dénia y la pasa. Un antes y un después”, un nuevo libro de la colección “El nostre territori”. La familia Cervera, de Els Magazinos, quiere que el brío de estas ferias quede en papel, en libros que son auténticas joyas de sabiduría, documentación y amena divulgación. Diez de las fotografías de esta obra, que se lee de carrerilla, son inéditas. Estas ferias y este mercado de Dénia azuzan la curiosidad. Son el inicio del viaje a la Marina Alta sin fin ni confín.
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